La reina de Hadú salió del templo con una brillantez absoluta

La Cofradía del Santísimo Cristo de la Encrucijada y Santa María de las Lágrimas realiza hoy su estación de penitencia este Jueves de Pasión, la primera tras la reforma de la iglesia de San José. Además, la Virgen estrena manto blanco y faldones a juego en el paso de palio.
Durante cuatro largos años, la cofradía ha salido desde la Catedral, ya que la iglesia de San José estuvo cerrada por las obras acometidas tras el derrumbe de la cubierta y el hundimiento del techo. Para esa actuación, el Pleno aprobó una partida con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, excepto VOX, que votó en contra.
Este es el cuarto año desde que Pedro Mariscal Rojas tomó posesión como hermano mayor, tras el mandato de Javier Expósito. Mariscal se presentó como único candidato y solo tuvo que superar el respaldo requerido entre los hermanos. Actualmente, también preside el Banco de Alimentos de Ceuta.
La Agrupación Musical Santísimo Cristo de la Encrucijada, presidida por Rubén García, mantiene un convenio con la Ciudad firmado en agosto. La Cofradía tiene dos pasos: uno para el Cristo, custodiado por la Guardia Civil, y otro de palio, escoltado por el Grupo de Regulares de Ceuta.
El primero va acompañado por su propia banda de cornetas y tambores, mientras que el paso de palio contará con la música de la Asociación Cultural Xe Kin, procedente de Valencia.
En 2024 y en la actualidad, el Cristo procesiona sin paso, porteándose solo la cruz, mientras que la Virgen lo hace en su palio. En años anteriores, la falta de costaleros obligó a que la imagen procesionará en parihuela. En 2016, se dispuso la imagen de la Virgen frente a la cruz sobre el mismo paso, una decisión que buscaba equilibrar el peso entre los cargadores, aunque no evocaba una imagen de Vera Cruz.
La Cofradía de La Encrucijada lanzó un llamamiento urgente en los días previos al Jueves Santo ante la falta de penitentes y nazarenos suficientes para acompañar dignamente el cortejo.
La hermandad pidió la implicación de todos sus hermanos y simpatizantes, animando incluso a quienes nunca habían participado a sumarse a la estación de penitencia.
El mensaje caló entre los fieles y la respuesta fue inmediata. La cofradía agotó las túnicas disponibles, lo que le permite hoy procesionar con un cortejo completo.
Desde la Junta de Gobierno expresaron su gratitud por este gesto colectivo, destacando la implicación de quienes dieron un paso adelante.
A los que no llegaron a tiempo para salir, se les animó a vivir la estación de penitencia desde fuera. Pedro Mariscal, hermano mayor, recordaba que:
"La cofradía es mucho más que una túnica. Es oración, comunidad y presencia".
Con ese espíritu, La Encrucijada afronta su salida con ilusión renovada y el respaldo de una hermandad viva y comprometida.
Esta Cofradía se caracteriza, entre otras cosas, por realizar un encuentro a la altura de la estatua de Regulares en Hadú, donde se ha leído un pregón a modo de plegaria.
También destaca por su recorrido, quizá el segundo más largo después del de La Amargura, y por enfrentarse a una exigente cuesta. Dependiendo de la decisión de la Junta de Gobierno, el recorrido varía, y este año es por la calle Otero.
La Encrucijada sigue más viva que nunca y cumple con su estación de penitencia, acompañada por el fervor del barrio. El regreso a San José no es solo un retorno físico, sino el reflejo de una hermandad que ha superado la ausencia con fe, constancia y compromiso.