Lula, una gata y el ejemplo de una familia que la cuida con dignidad

Lula, una gata y el ejemplo de una familia que la cuida con dignidad

Lula no es solo una gata. Es parte de una familia ceutí que la cuida con la misma responsabilidad, ternura y compromiso que marca la ley desde que, en 2021, los animales de compañía fueron reconocidos como seres sintientes.

Lula salió de la protectora de animales, con el compromiso de castrarla, una intervención que finalmente pagó la propia familia de acogida. Desde entonces, con ocho años, lleva una vida tranquila y vive en su entorno habitual, rodeada de atenciones: fuente con agua corriente, pienso siempre disponible, media latita diaria, barrita nocturna y su espacio higénico impecable con alfombrilla a la salida del arenero. Además de sus revisiones, está vacunada, atendida y querida. Tiene pasaporte y está dada de alta en Sanidad.

Cuando su familia se va de vacaciones, Lula no se desplaza. No se le arranca de su territorio. Se queda en casa con una cuidadora que acude cada día, la alimenta, la limpia, en verano le enciende el aire acondicionado, y le hace compañía. Esa atención, pagada como se merece, supera la hora de muchas empleadas del hogar.

Mantener un animal no es barato. Cada familia puede invertir lo que quiera, pero lo importante es que el animal esté atendido y no acabe en la calle. Hay incluso familias que compran areneros autolimpiables valorados en más de mil euros, aunque, como demuestra Lula, lo esencial no es el precio, sino el cariño y la atención.

Este ejemplo, cotidiano y real, desmonta la visión de que los animales son un capricho. Son parte de la vida, de la estructura emocional de miles de familias. Lula representa ese vínculo silencioso y fuerte que también merece una despedida digna cuando llegue el momento.

Porque Ceuta necesita un crematorio público para animales no por comodidad, sino por justicia. Y porque historias como la de Lula lo hacen evidente sin necesidad de una palabra más.

Además, la Ley 7/2023 de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales, publicada en el BOE el 29 de septiembre de 2023, obliga a los ayuntamientos a implementar medidas de gestión para los felinos comunitarios, los sin techo. Una normativa que refuerza la necesidad de dignificar el trato y el final de vida de los animales también en el ámbito municipal y no acaben en un contenedor de basura.

En este marco, la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales ha presentado a las asociaciones de protección animal de Ceuta el borrador del programa de gestión y control ético de colonias felinas, conocido como Proyecto CER (Captura, Esterilización y Retorno). La empresa TRAGSATEC será responsable de la captura y traslado de los felinos a centros veterinarios colaboradores, donde se procederá a su esterilización, vacunación, marcaje y revisión sanitaria. Además, se trabajará en el censo y geolocalización de colonias, la limpieza y mantenimiento de puntos de alimentación, el control sanitario y la promoción del bienestar animal, así como en el fomento de la adopción de gatos sociables y cachorros.

Pese a ello, asociaciones como AGREVICE, la Protectora de Animales y Chat Noirs mantienen sus colonias a base de donaciones, ya que la ayuda por parte de la Ciudad es paupérrima. A diario, son los voluntarios gratuitos de la Ciudad quienes garantizan el alimento, los cuidados y el seguimiento de decenas de felinos que también merecen ser reconocidos como parte viva del entorno urbano. Su labor invisible sostiene lo que la administración aún no ha priorizado como parte de sus obligaciones.

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