Recientemente se divulgado a través de prensa informaciones que parecen extremadamente alarmantes, con relación a la visita a China de una delegación talibán, fruto de una invitación del Gobierno chino.

La mencionada reunión se ha producido por iniciativa del Gobierno chino. En ella China propone que los talibanes garanticen la seguridad de su tramo de frontera común de los grupos terroristas uigures y, asimismo, que retiren el apoyo a los grupos baluchis que interfieren sus actividades en el área del Puerto de Gwadar, ya que el Gobierno pakistaní no tiene la capacidad de hacerlo.

La parte china, propone garantizar su seguridad en la frontera común, en la terminal logística Gwadar y adquirir más relevancia en el concierto internacional.

Al cambio, la delegación talibán propone inversiones chinas, garantizan la seguridad fronteriza. Se valora como una “Operación de Influencia” dentro de una estrategia de “zona gris”, por parte del Gobierno chino.

También, por parte talibán, se busca de manera desesperada, un apoyo económico que, de soporte a su futuro gobierno, y sea capaz de resistir las posibles sanciones económicas que procedan de la comunidad internacional. Se recuerda que China es miembro del G-5, y en consecuencia tiene mucha relevancia en el plano económico internacional.

Con respecto al establecimiento de una Base dentro del área del corredor de Wakhan (Vaján conecta Afganistán con China), el Gobierno chino lo desmiente categóricamente. Además, no parece lógico su emplazamiento de forma tan temprana. También, se descarta despliegue militar chino en Afganistán.

Toda esta información emerge ahora a los medios de comunicación, por el propio interés de las partes.

En un plano general, es lógico que, si EEUU abandona 31 de agosto, -según Trump y Biden no ha dicho lo contrario- el espacio geográfico, otra potencia lo ocupe, con el propósito de arrebatar la iniciativa política y diplomática a su competidor o adversario.