“Os perseguiremos y haremos que lo paguéis”, dicho y hecho, el presidente Joe Biden ha vuelto a poner la máquina de guerra americana en marcha, a raíz del atentado al aeropuerto de Kabul donde dejaron la vida 13 de sus hombres y 18 heridos, sobre 200 afganos muertos y más de 150 heridos.

Ayer por la noche, un dron americano alcanzaba un objetivo donde abatía dos altos miembros del ISIS-K y otro resultaba herido, en la provincia de Namgarhar limítrofe con Pakistán y cercana a Kabul, según el general Hank Taylor que ha afirmado que, “Washington continuará realizando operaciones contra los terroristas del EI”.

Biden no ve una colaboración entre el Talibán y el denominado Estado Islámico del Gran Jorasán, grupo salafista, yihadista y nutrido de veteranos de Qaeda responsable del triple atentado:  aeropuerto, hotel y en la ciudad, según ha reivindicado ISIS-K. Este grupo criminal terrorista está anclado en el siglo VIII e implementa la ley de la Sharia. Fue creado por un extalibán. Entre sus fuentes de ingreso esta la producción y contrabando de petróleo.

El mandatario americano aseguró que está dispuesto a enviar más tropas, aunque sus comandantes no lo han requerido, para completar la evacuación de 5.000 personas que permanecen a pie de aeropuerto. Se espera un ataque inminente de ISIS-K.