Mientras Ceuta espera una sanidad digna INGESA no vive la realidad

La crisis sanitaria en Ceuta sigue sin respuesta. Mientras INGESA y el Ministerio de Sanidad lanzan mensajes de autocomplacencia, la realidad es bien distinta: falta de especialistas, atención primaria colapsada y recursos insuficientes para atender a una población que no deja de reclamar lo que le corresponde.
Un sistema sanitario en mínimos
Ceuta cuenta con menos médicos, enfermeros y especialistas por habitante que el resto del país. Según el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2023, la ciudad sigue en el vagón de cola en inversión y refuerzo de plantillas. El déficit de médicos de familia, pediatras, fisioterapeutas y personal auxiliar agrava la situación, dejando a miles de ceutíes sin una atención digna.
El Hospital Universitario de Ceuta, único centro de referencia en la ciudad, dispone de 200 camas para toda la población y sufre una ratio de 2,5 médicos por cada 1.000 habitantes, muy por debajo de la media nacional de 3,4.

Cartas y denuncias ignoradas
Ceuta Ya!, trasladó al Ministerio su preocupación a través de una carta en la que exigía medidas urgentes, denunciando el agravio comparativo con Melilla. CCOO también alzó la voz, alertando de que la sobrecarga asistencial y la falta de personal llevan al sistema sanitario al límite. Pese a ello, la respuesta de INGESA ha sido la habitual: propaganda sin soluciones.
La versión de INGESA: más inversión y refuerzos en Ceuta
Desde el Ministerio de Sanidad y del INGESA defienden que la sanidad en Ceuta ha mejorado en los últimos años. La ministra Mónica García destacó en el Senado que la inversión sanitaria ha aumentado en 100 millones en la última década, de los cuales 45 han sido destinados a personal sanitario. Según sus datos, en este periodo se han sumado 74 nuevos facultativos, alcanzando los 448 médicos y elevando a 1.842 los profesionales sanitarios no facultativos.
También aseguran que las retribuciones en Ceuta son más altas que en la península y que se han ampliado las Unidades Docentes para atraer talento médico, con un 67 % de los residentes quedándose en la ciudad tras su formación.

Déficits crónicos que no se corrigen
La falta de un servicio de rehabilitación logopédica sigue siendo una asignatura pendiente en Ceuta. Mientras en Melilla INGESA ha integrado a los logopedas en el sistema público de salud, en Ceuta se sigue recurriendo a la externalización, lo que genera incertidumbre y discontinuidad en los tratamientos. El Sindicato Médico de Ceuta exige que estos profesionales sean contratados como personal estatutario, garantizando así la estabilidad laboral y la calidad del servicio.
La ciudad sigue sin un Aula de Salud Mental, mientras en Melilla ya existe. Tampoco cuenta con una Unidad de Radioterapia, lo que obliga a los pacientes oncológicos a viajar fuera para recibir tratamiento. Las listas de espera quirúrgicas en Ceuta son de 84 días, por debajo de la media nacional (121 días), pero sigue habiendo 62 días de espera en consultas externas, más de lo que se registra en comunidades como el País Vasco (49 días).
Factores socioeconómicos que agravan la situación
Ceuta no solo enfrenta problemas estructurales en su sistema sanitario, sino que también está afectada por una alta tasa de pobreza y exclusión social, lo que limita el acceso a una atención de calidad. El 14º Informe sobre el Estado de la Pobreza 2024 señala que la ciudad tiene una de las tasas de riesgo de pobreza más altas del país, lo que impacta directamente en la salud de la población y en la capacidad del sistema para responder de manera eficiente.
Ceuta no necesita discursos, sino soluciones
La sanidad en la ciudad sigue esperando respuestas reales. La pregunta es clara: ¿cuánto tiempo más tendrá que soportar Ceuta este abandono sanitario?
La salud no puede depender de estadísticas que maquillan la realidad ni de comparaciones que ocultan las carencias. Mientras los números dicen una cosa, los pacientes que esperan meses por una consulta, los profesionales desbordados y la falta de equipamientos esenciales reflejan otra bien distinta. Ceuta sigue sin ser una prioridad para quienes toman decisiones desde la distancia, y cada día que pasa sin medidas concretas es un día más de incertidumbre para miles de ceutíes. La pregunta ya no es solo cuánto más se puede soportar, sino hasta cuándo se va a permitir esta desigualdad.