“Ayude a Ceuta a caminar por la senda de la honestidad y la decencia; de promover el bien común y la justicia; de atender a los más necesitados y vulnerables; de fomentar la concordia, el respeto y la convivencia entre todos los ceutíes (…) Desde hace casi un año atravesamos un difícil trance marcado por el llanto y el dolor, por la tristeza, la desolación y el quebranto. Por eso, nuestra plegaria, nuestra petición de protección y amparo, de este 9 de febrero, tiene que ser especial. Por eso te pedimos, querida Madre y Patrona, paz y descanso para las víctimas mortales de esta terrible epidemia y consuelo para sus seres queridos”.
Vivas ha deseado esperanza con la que:
“Afrontar con determinación y perseverancia el reto, sin margen para el abatimiento. La empresa es difícil, muy difícil, pero también es una oportunidad para sentar las bases de un futuro mejor para nuestra tierra”.
Vivas ha apelado de nuevo a la unidad aunando a:
“A dejar a un lado las diferencias en lo accesorio para coincidir en lo fundamental, de actuar unidos al servicio de la causa común, de ser generosos a la hora de ceder, y estoy convencido de que se puede conseguir. Lo podemos hacer, tenemos la obligación de hacerlo por amor a esta tierra y a España; el amor que tu presencia entre nosotros desde hace más de 600 años simboliza; el amor que todo lo puede y alcanza; el punto de apoyo que mueve el mundo y nuestras voluntades; la fuerza para la que no existen metas inalcanzables ni sueños imposibles”.
Al término del acto el presidente se ha subido al camarín de la Virgen a realizar la ofrenda floral.
El Voto de Gracias se remonta a 1651, cuando el conde de Torres Vedrás lo hizo para agradecer que la epidemia de peste que asoló el occidente europeo no afectó a Ceuta. Desde aquel año, este acto “recuerda la protección que ha dispensado, dispensa y dispensará a Ceuta y a sus habitantes” Santa María de África, tal y como se recoge en la fórmula tradicional del Voto que pronunció Juan Vivas en condición de alcalde. Esta tradición la continuó por el Marqués de Campo Fuerte en 1743, el Ayuntamiento en 1937 y la Asamblea de la Ciudad partir de 1996, reconociendo “los favores recibidos de la Divina Providencia, por la intercesión de su Santísima Madre, a la que veneramos con el título de Nuestra Señora de África”.