Felipe VI en su mensaje navideño defiende la Constitución para evitar el germen de la discordia
Al rey Felipe VI, le gusta la tradición de trasmitir el mensaje de Navidad, el que, le permite llegar a los hogares, y así, hacer algunas reflexiones sobre el presente y los retos que se plantea España como país, entre ellas las dificultades económicas y sociales que afectan a la vida diaria de muchos españoles.
Otra preocupación al monarca se le manifiesta con el empleo, la sanidad, la calidad de la educación, el precio de los servicios básicos y con la inaceptable violencia contra la mujer o, en el caso de los jóvenes, el acceso a la vivienda.
Pero en lo que don Felipe se quiso centrar, lo cual, tiene que ver con el desarrollo de nuestra vida colectiva, es lo referente a la Constitución y España, para lo cual desgrano los 45 años de vida, y su jura por la Princesa de Asturias. Para el Rey es, sin duda, el mejor ejemplo de la unión y convivencia entre españoles siendo un gran activo en democracia la búsqueda común del bienestar y la prosperidad de todos. Con el esfuerzo colectivo y con las actitudes solidarias es como un país progresa.
Don Felipe se ha referido a los conceptos básicos y amplios que requiere la democracia sobre los principios que hemos compartido, y que, nos unen desde hace varias generaciones, y sobre sus valores, los que nos cohesionan y dan fortaleza y permanencia a un sistema democrático que rigen toda convivencia: la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político, y que, nos ha permitido superar diversas y graves crisis en los últimos años.
El Rey asegura que:
“Gracias a la Constitución conseguimos superar la división, que ha sido la causa de muchos errores en nuestra historia, superar esa división fue el principal acierto hace ya casi cinco décadas".
Por ello hay que:
“Evitar el germen de la discordia, , no nos lo podemos permitir”.
Expresarse libremente, recibir una educación, tener un empleo, o protegerse de la enfermedad, es sin duda clave en nuestro día a día. También lo es, acceder a una vivienda, formar una familia, contar con ayuda social o disponer de un retiro digno... Todos esos hechos son los que la Constitución ampara, garantiza y protege.
Por ello, el Rey quiere reivindicar la Constitución no solo como valor democrático de presente y de futuro, sino también como instrumento y garantía imprescindible para que la vida de los españoles pueda seguir discurriendo con confianza, estabilidad y certidumbre.
Pero para el monarca es evidente que, para desarrollar plenamente la Constitución se requiere que la respetemos, y también que, conservemos su identidad, lo que la define, y lo que significa su razón de ser como pacto colectivo de todos y entre todos, para un propósito compartido.
Y, finalmente, don Felipe, exige que preservemos su integridad como lugar de reconocimiento mutuo, de aceptación y encuentro aprobado por todos los españoles, como legítimos titulares que son de la soberanía nacional.
Por tanto, fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles, no hay libertades sino imposición, no hay ley sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y ni en libertad.
Para abordar ese futuro, todas las instituciones del Estado tienen el deber de conducirnos con la mayor responsabilidad y procurar siempre los intereses generales de todos los españoles con lealtad a la Constitución. Cada institución, comenzando por el Rey, debe situarse en el lugar que constitucionalmente le corresponde.
Así, podremos cumplir mejor con la obligación de garantizar a las jóvenes generaciones el legado de una España unida, cohesionada, con voluntad de entendimiento, y sólida en sus convicciones democráticas, cívicas y morales, el legado de una España respetada, de una nación querida, en la que puedan continuar desarrollando sus vidas de manera libre, de manera segura en un entorno de estabilidad y confianza.
España seguirá adelante. Con determinación, con esperanza, haciéndolo juntos, conscientes de nuestra realidad histórica y actual, de nuestra verdad como nación. En ese camino estará siempre la Corona. Felipe VI asegura que:
“No solo porque es mi deber como Rey, sino también porque es mi convicción”.