27 de marzo: "El alma de Valle Inclán' por Rafael Álvarez “El Brujo”
'El Brujo' regresa a Ceuta tras meterse en el bolsillo al público el pasado mes de octubre, con su anterior trabajo: 'Los dioses y Dios'.
La Consejería de Cultura ha puesto a la venta las localidades para asistir a 'El alma de Valle Inclán', que tendrá lugar sobre las tablas del Teatro Revellín, el 27 de marzo a las 19.30 horas.
Las entradas, están disponibles como es habitual, tanto en la taquilla del teatro como en la web de la Ciudad y podrán adquirirse a un importe de 16 euros en el patio anterior, 14 en el posterior, 12 en los palcos y 10 euros para los asientos de visibilidad reducida. Cultura también ha establecido descuentos de dos euros para los colectivos de mayores, niños, usuarios del Carné Joven y familias numerosas.
'El Brujo' regresa a Ceuta tras meterse en el bolsillo al público el pasado mes de octubre, cuando obtuvo un rotundo éxito con su anterior trabajo: 'Los dioses y Dios'.
Durante el confinamiento 'El Brujo' se inspiró en el gallego, que para el artista era “en un hombre singular y de vida vibrante”. Sobre la obra de don Ramón, el lucentino dice que:
“Alivió mi melancolía y me curó de las drásticas consecuencias que estábamos viviendo. Viví con él la luminosa redención que confiere siempre a sus personajes, y trabajé con el misterio sencillo de sus acotaciones en Divinas Palabras”.
Así resume actor, dramaturgo y productor, su apuesta por un Valle Inclán, “misterioso y extravagante, romántico y estético”.
“El Humor de Valle-Inclán es Atlántico, azul, Druídico. Culto y bárbaro, con una barbarie pendenciera. Él decía que era levantisco. Y si había algo que no perdonaba, eran los errores sobre estética y arte -el arte es un juego- el supremo juego – y sus normas están dictadas por numérico capricho, en el cual reside su gracia peculiar. Catorce versos dicen que es un soneto. El arte es pues forma”.
El Alma de Valle Inclán
Valle Inclán es misterioso y extravagante, romántico y estético. Su alma me conmueve.
«Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción que se suceden bajo el imperio mezquino de una fatalidad sin trascendencia. Acaso mi verdadero gesto no se ha revelado todavía, acaso no puede revelarse nunca bajo tanto velos acumulados día a día y tejidos por todas mis horas. Yo mismo me desconozco y quizá estoy condenado a desconocerme siempre. Muchas veces me pregunto cuál entre todos los pecados es el mío, e interrogo a las máscaras del vicio: Soberbia, Lujuria, Vanidad, Envidia, han dejado una huella en mi rostro carnal y en mi rostro espiritual, pero yo sé que todas han de borrarse en su día y que sólo una quedará inmóvil sobre mis facciones cuando llegue la muerte». Valle Inclán (La lámpara maravillosa)