Una vez más, la frontera del Tarajal se ha convertido en escenario de un intento frustrado de pase de mercancías hacia Marruecos, el tercero en menos de un mes, lo que refleja la frecuencia y persistencia de este tipo de incidentes. Un camión de la empresa local 'Vivera Atlántico-Mediterráneo', que cruzó la parte española de la frontera a las 13:30 horas, fue rechazado por las autoridades marroquíes. El motivo: desconocido, o al menos eso dicen las fuentes oficiales. Este incidente se suma a otros intentos recientes que han tenido resultados similares, reflejando un patrón de obstáculos persistentes.

Lo que se esperaba que fuera un paso hacia la "normalización" del tráfico de mercancías terminó siendo, como en ocasiones anteriores, un ejercicio de paciencia y frustración. La delegada del Gobierno en Ceuta, Cristina Pérez, estuvo presente, aunque su rol exacto parece haber sido más simbólico que operativo. ¿Quizá su presencia buscaba ser un recordatorio de que este proceso, según sus palabras, está "avanzando dentro de un ambiente de colaboración mutua"?

La ironía de la situación es evidente cuando se compara con Melilla. Allí, la reapertura de su aduana comercial ha permitido, al menos simbólicamente, que un camión con electrodomésticos cruce hacia Marruecos. Mientras tanto, en Ceuta seguimos con ensayos, pruebas y una lista interminable de "problemas técnicos" que incluyen ajustes logísticos, desacuerdos normativos y cuestiones operativas que, según parece, ni el mejor equipo de ingenieros políticos puede resolver.

Cabe recordar que hace tan solo ocho días otro camión de la misma empresa fue igualmente rechazado tras pasar horas en el lado español. Esta repetición de eventos pone en duda la tan anunciada apertura de la aduana comercial en Ceuta. La sensación generalizada es que se está avanzando, sí, pero en círculos.

La Delegación del Gobierno insiste en que estos intentos forman parte de una "primera fase" de normalización, la cual incluye pruebas piloto con camiones seleccionados, ajustes en los sistemas aduaneros y la validación de protocolos logísticos entre ambos países. Esto incluye diversas pruebas previas, como ajustes tecnológicos y acuerdos bilaterales que parecen no terminar de cuajar. Sin embargo, las acciones en Melilla dejan claro que, cuando hay voluntad y coordinación real, el progreso puede ser algo más que una promesa vacía. Quizás sea hora de admitir que en Ceuta nos toca esperar, una vez más, a que las palabras se conviertan en hechos.

Conclusión

Mientras en Melilla los camiones “avanzan”, aunque sea poco a poco, en Ceuta seguimos celebrando intentos. La "colaboración mutua" parece ser un eufemismo para "cada uno por su lado" y los "problemas técnicos" son la excusa perfecta para no asumir responsabilidades. En definitiva, la frontera del Tarajal sigue siendo un desafío que parece más cercano a un cuento sin fin que a una historia de éxito. Quizá deberíamos reflexionar sobre cómo esta situación afecta directamente a la economía local y a la confianza de los ciudadanos en el proceso.