El regimiento de Caballería es la unidad más potente de la Comandancia General de Ceuta, cuenta entre sus medios con los carros de combate Leopard y los vehículos de combate Pizarro.

El sábado día 25, en el Acuartelamiento Coronel Galindo, ha tenido lugar la celebración militar de la festividad de Santiago Apóstol, patrón del Arma de Caballería y de España.

Por tal motivo, han formado con sus mejores galas en el Patio de Armas, al mando del coronel, Guillermo Pablo García del Barrio Díez, la Escuadra de Batidores del Montesa, la Unidad de Música del Batallón del Cuartel General, Banda de Guerra del Montesa y un escuadrón.

La parada militar ha sido presidida por general de brigada, José María Castaño Fernández, segundo jefe de la Comandancia General de Ceuta, acompañado por los diferentes jefes de las Unidades, Centros y Organismos de la plaza, una comisión de militares de las mismas, antiguos componentes del regimiento y autoridades de diversas instituciones de la ciudad. En esta ocasión la asistencia ha sido limitada por la situación sanitaria y se han seguido los protocolos de prevención frente al covid-19.

Especialmente emotivo ha sido el acto a los caídos, durante el cual se ha tenido un especial recuerdo para todos los fallecidos durante la crisis sanitaria.

El Regimiento de Caballería “MONTESA” nº 3

El regimiento de Caballería es la unidad más potente de la Comandancia General de Ceuta, cuenta entre sus medios con los carros de combate Leopard y los vehículos de combate Pizarro. Es una Unidad con un historial militar brillante, posee la medalla militar colectiva y es depositaria de los historiales de los ya disueltos Regimiento de Lanceros del Príncipe nº 3 y del Grupo de Regulares de Fuerzas Indígenas de Caballería “Tetuán” nº 1.

Sus componentes han participado de forma intensa y eficaz en todas las actividades desarrolladas en el marco de la Operación Balmis, para tratar de paliar los efectos de la pandemia. Su instrucción y adiestramiento físico, táctico y técnico le hacen estar preparados para afrontar los retos que el presente o el incierto y cambiante futuro pudieran deparar.