A ti, Eduardo Madina, a tu lucha por la igualdad
Es reconfortante cuando se hace un recordatorio a las grandes mujeres que han participado a lo largo de la Historia para que hoy en día nuestra generación pueda vivir mucho mejor.
Mujeres valientes, con coraje, guerreras y llenas de trasparencia, de ilusión, de compromiso, de sororidad. ¡Sororidad! ¡Qué palabra más bonita y necesaria en estos tiempos! Quizás por eso, por esa necesidad, ya ha sido incluida en la Real Academia de la Lengua.
Y es vital porque necesitamos la amistad y el afecto entre las mujeres, necesitamos de esa ayuda mutua para luchar por nuestro empoderamiento y por nuestra libertad.
Y entre esas mujeres estaba María Miaja.
No tuve la suerte de conocerla, pero se me viene a la cabeza en muchos momentos. No únicamente cada vez que cojo un pintalabios y me pinto los labios de rojo como ella, en señal de revelación y protesta. Quienes me conocen saben que antes no lo hacía, pero útilmente al recibir tantos insultos, amenazas, desprecios, o tanta manipulación, el labio pintado de rojo me ayuda a no sentir miedo. Si antes ella, en unos tiempos donde te podían matar por dar una opinión, la seguía dando, ¿cómo vamos a consentir que nos callen? Así que el rojo ayuda a seguir pisando fuerte.
Pero no sólo me acuerdo de ella por la pintura, lo hago también en situaciones donde hay dudas, conflictos, divisiones. Y lo hago porque pienso en quienes decían que con María Miaja eso no pasaría. Y me digo, ¡ojalá estuviera aquí María Miaja!
Por eso no podíamos dejar en el olvido este premio, por eso hemos decidido retomarlo desde Búscome y Mujeres Progresistas. Un premio que lo inicié desde el PSOE de Ceuta cuando llevaba la Secretaría de Igualdad.
Y qué mejor momento que ahora.
¡Ahora es el momento! Un lema que seguro a muchas personas les suena.
¿Y por qué es el momento? Porque no vamos a consentir ni un paso atrás en derechos, ni uno.
Pese a quien le pese, vamos a seguir defendiendo los derechos de las mujeres. Yo no voy esta vez a dar datos, cifras, ni voy a volver a repetir que vivimos en un sistema patriarcal donde las mujeres ganamos menos haciendo el mismo trabajo que los hombres, en un mundo patriarcal donde las mujeres son asesinadas por ser mujeres. En un mundo patriarcal donde las mujeres no pueden salir solas por miedo a ser violadas. En un mundo patriarcal donde, y me pongo como ejemplo, se me cuestiona como madre, como pareja, como política, o como directora de un colegio, exclusivamente por ser mujer. En un mundo patriarcal donde los hombres son líderes únicamente por ser hombres y nosotras, las mujeres, si logramos alcanzar un puesto de responsabilidad es a consecuencia de la Ley de Paridad y a las listas cremalleras.
Ni voy a explicar que no somos unas brujas que vamos tirando piedras a las sedes de quienes quieren derogar la Ley Integral contra la Violencia de Género, porque permitidme que únicamente diga que tiene tela, por no decir otra palabra, que culpen al feminismo de incitar a la violencia y de cometer actos delictivos cuando el feminismo jamás ha hecho daño a nadie.
No. Hoy vengo a decir que no somos unas feminazis satánicas que odiamos a los hombres, porque precisamente necesitamos a los hombres en esta lucha.
Y qué mejor muestra de ello que reconociendo la labor tuya, Edu. Y qué mejor muestra que entregándote el Premio María Miaja en su IV edición.
"Seguramente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose".
¿Te suena? Me han dicho que es tu libro favorito.
Y ahora, por culpa de un populismo que ha puesto a la mujer como diana, nos tenemos que defender como al principio del machismo. Pero yo, que aún sigo creyendo en la utopía, que no es otra manera más que caminar y avanzar, tengo la esperanza que conseguiremos acabar con él, con el machismo, si los hombres aprendieran de ti.
"La búsqueda de la belleza, que creo que es proyectable en todas las cosas que hacemos, de las relaciones que mantenemos, de las actitudes que mostramos ante las cosas de nuestra vida, y creo que eso lo he aprendido a través de la literatura, la música y el cine. Y creo que, a lo largo de mi vida, por este orden”.
¿A qué te suena esta reflexión también? Lo has dicho tú.
Yo creo que ese es tu secreto. La cultura. Entender la cultura como la base de todos los conocimientos te hace entender que la desigualad tiene una base cultural. Tu base cultural hace que no vivas la igualdad como una moda, como una idea que ofrece votos, como una promesa políticamente correcta, pero olvidada en la agenda.
Tu formación académica en Historia ha estado ligada al pensamiento feminista. Has mirado la Historia con los ojos de las mujeres. Tu conocimiento cultural, tu sabiduría, tu profunda comprensión de la Historia, te hace tener un discurso que te diferencia del resto. Tú no te has hecho un argumentario exclusivamente para una conferencia, como para la última del PSOE. Esa conferencia que iniciaste y te rodeaste de grandes expertas del feminismo. Una conferencia donde consolidaste la creencia de preceptos básicos como la abolición de la prostitución o tu rechazo absoluto a los vientres de alquiler. Tú tampoco te has hecho un argumentario para usarlo en tu época política como una tarjeta de marketing. No, tú discurso es sincero, real, convincente e inherente a tu persona.
Eres un feminista convencido. Un feminista de acción y razón. Un admirador de Virginia Woof o Amelia Valcárcel.
Y volviendo a la esperanza de Rayuela, únicamente alguien que siente la igualdad como una seña de identidad puede decir que “si hay una esperanza mundial de recuperar mucho de lo perdido son las mujeres”. Las mujeres son la esperanza del cambio.
Hay una amiga tuya que te aprecia muchísimo que me supo destacar algo de ti muy importante. Que te ha visto siempre humilde y como una esponja cuando has estado rodeado de tus compañeras del partido. Que en el Congreso siempre apoyaste a todas para mejorar la participación de las mujeres en los debates de calado. Que jamás has tenido complejo con tus jefas y que las has defendido hasta el final. Lo hiciste con Leire Pajín, con Soraya cuando fuste portavoz en el Congreso, con Elena Valenciano, con Miriam de Palencia, con Aina Calvo y con ella, con la que me ha contado estas cosas, con Laura Seara. Ella dice que a pocos hombres ha visto comportarse como tú lo hace. Y yo he tenido la suerte de comprobarlo.
Y es que eres, Edu, sujeto activo en la defensa de la justicia social, la libertad y la igualdad.
No queremos personas que den discursos de igualdad en actos de igualdad, queremos personas que hablen de igualdad en todos los contextos de la vida, como cuando lo hiciste en la entrevista que te hicieron acerca de tus libros preferidos. Allí aseguraste que “no tienes un solo dato científico que te diga que los hombres escriben mejor que las mujeres, pero que los conocemos más a ellos". También dijiste que "estabas seguro de que hay más lectoras que lectores", pero que en cualquier caso, sí, tenias sensación de que estamos a varias generaciones de la igualdad.
He puesto este ejemplo como una manera de demostrar que alguien que utiliza la perspectiva de género en una pasión, como es la lectura para ti, no puede no formar parte del cambio.
Esta es la diferencia. No únicamente nos has defendido en tu escaño ante los recortes en igualdad y las imposiciones del Partido Popular, como cuando te enfrentaste a Gallardón por querer quitarnos el derecho al aborto, o como cuando has estado en la defensa de las grandes Leyes Socialistas, sino que has convertido el feminismo en lo que es, en una filosofía de vida.
Y siguiendo con frases tuyas, tengo otra que me llamó mucho la atención:
Dijiste:
“Ya sé que escuchando música o leyendo un buen libro, con una chimenea en una cabaña de madera, todo es precioso, pero yo prefiero estar afuera, donde graniza y donde todo es más duro y más frío, pero en el fondo más verdad”.
La misma verdad que te ha llevado a mantenerte siempre fiel a tus principios y a dar la cara cuando muchos callan. La misma verdad que ha hecho que nunca hayas sentido odio incluso cuando te han hecho mucho daño, te han traicionado, o han intentado quitarte la vida.
Prudente, objetivo, discreto, humilde, sencillo, sumamente inteligente.
Ese eres tú Edu, la persona que estoy segura que hubiera cambiado a mejor la Historia de España.