“Plagas, el precio que se paga”
Los mecanismos de defensa de las plantas ante posibles plagas se basan, generalmente, en una reasignación de recursos que priorice la protección frente al crecimiento. Lo que suele provocar una penalización en su desarrollo o reproducción con la consiguiente merma en el rendimiento del cultivo. Las sociedades humanas en muchas ocasiones actúan de manera análoga. De tal forma que preventivamente renunciamos a parte de nuestros derechos y libertades con la excusa de protegernos, dando lugar a un estancamiento social o incluso a retrocesos en estándares democráticos. Esto es lo que nos suele ofrecer, rutinariamente, la Derecha (con mayúsculas porque incluyó en el concepto a cualquier tipo de conservador -ultra o más allá- y a aquellos acomplejados socialistas neoliberales).
El 1 de diciembre de 1347 las velas de un navío siciliano procedente del actual Kirguistán atracaban en el puerto de Mesina. Su carga estaba compuesta por marineros moribundos y por una marca indeleble en la historia de la humanidad: convertirse en la mayor pandemia. La Peste Negra.
A finales de 2016 y justo a partir del 20 de enero de 2017 llegará a Europa con inusitada virulencia la pandemia de la posverdad. “Primer día de trabajo” de Donald Trump al frente de los EEUU. El relato lo es todo y de él, por tanto, emana todo. No estoy hablando de algo nuevo en cuanto al concepto, pero sí en lo referido a su velocidad de propagación y capacidad de contagio. Apoyado muy significativamente en las redes sociales, además de en el periodismo mercenario que siempre ha existido. Si bien, hay medios de comunicación y profesionales de la información que no se dejan comprar, o amedrentar, y no participan en estas inmundicias. Cada vez es más frecuente que quien termina triunfando en unas elecciones no sea el político mejor preparado, ni más honrado. Y en esto que me vienen a la memoria las palabras de Maquiavelo sobre que: “La política es el arte de engañar”. En pleno siglo XXI se ha traspasado esa frontera y se va más allá.
¡Qué llega el referéndum y te cuelo la amnistía! ¿Estoy criticando la amnistía? ¡No! Es un instrumento político que se utiliza para proporcionar una solución normativa a un problema de carácter superlativo que se ha ido o puede irse de las manos. Lo que pretendo denunciar es el relato. Tanto el contenido del mismo como el momento. ¿Por qué ahora? (Respuesta inmediata y evidente) ¿Cómo “venderlo” sin ni tan siquiera pronunciar la palabra amnistía? (Al estilo Sánchez, que es idéntico al de Yolanda, pero con menos “besiños” y más poder). En tanto en cuanto existe la metaliteratura, podemos, y debemos, hablar del “metarrelato político”. Y dentro de este “metarrelato político” la figura de Yolanda Díaz se está difuminando por más que ella intenta dotar de contenido el “sumatorio” de la rentabilidad política. Y tras Maquiavelo, un genio pide paso: Leonardo da Vinci. Maestro creador del sfumato. En sus propias palabras: una técnica “sin líneas ni bordes, a modo de humo”, o “más allá del plano de enfoque”.
Entre “metarrelatos” y “sfumatos” el mosquito tigre y la plaga de chinches que está asolando París, y Francia por entero, piden paso. Este tórrido otoño, veratoño, junto con el desmesurado aumento del tránsito de turistas, ha colocado a la Europa mediterránea en una situación tremendamente complicada ante la posibilidad, ya real, de sufrir diversas plagas de insectos. El problema de las chinches está a niveles desconocidos en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Y señalar dos cosas: España no está tan lejos de Francia, y menos para estos insectos, y que: “París bien vale una cama limpia, sin chinches”. ¡A ver quién osa luchar contra las chinches desde el relato!, aunque habrá quienes se atrevan a intentarlo mezclando espuriamente: migración, Agenda 2030 y cambio climático. Es por avisaros de que, parece que, vuelve Trump. El cambio climático, ¡por supuesto!, que nos “regala” estas “maravillas” de la naturaleza. La Agenda 2030 sería parte de la solución. Y la migración una consecuencia derivada de la pobreza y desigualdad –contra la que intenta luchar dicha Agenda- junto al ya citado cambio climático –contra el que se intenta luchar, igualmente, desde la Agenda 2030-.
Como dijera en su día Soul Etspes en su libro de aforismos:
“La mentira es tan inherente al ser humano como la política, y en ambas la moral se difumina”.
En algún escrito suyo pude leer:
“Hoy en día existen dos variedades de Antropocenos: el científico y el ético. Con el primero nos referimos al impacto humano sobre la Tierra, a las repercusiones nocivas que provocan en el clima y la biodiversidad la rápida acumulación de gases de efecto de invernadero junto a los daños irreversibles derivados de la acción del hombre en su consumo excesivo de recursos naturales. Con el segundo aludimos al impacto humano sobre la propia humanidad, a ese consumo desmedido de superficialidad y autodestrucción moral que, desde la llegada de los mesías del neoliberalismo a finales de los años 70, Margaret Thatcher y Ronald Reagan, no ha hecho sino crecer exponencialmente. Sin moral ni ética no puede existir humanidad. Sin humanidad no podemos comprender la vida. Sin comprender la vida es imposible valorar su grandeza. Sin valorar su grandeza resulta estéril buscar su sentido. Sin sentido de la existencia se pierde la sensibilidad sobre la misma. Sin este sentido y esa sensibilidad jamás nacerán ni la moral ni la ética. Y aquí se cierra el círculo”.