Victimismo crónico
En la sociedad en la que actualmente vivimos, cualquier persona en algún momento de su vida, ha tenido que asumir el rol de víctima, unas veces impuesto y otras porque les ha tocado de lleno por circunstancias varias. Las personas que son víctimas crónicas son aquellas que se liberan de cualquier responsabilidad en sus acciones y culpabilizan al resto de lo que sucede y este es el caso de todos los que han culpabilizado al vigilante de seguridad y no piden responsabilidades a otros que sí son los culpables de lo ocurrido.
Antes de nada, decir que condeno de forma rotunda cualquier acto de amenazas de muerte, es deleznable y me refiero a los sobres que contenían balas dirigidos a Pablo Iglesias, al ministro Marlaska y a la directora general de la Guardia Civil María Gámez.
Resulta sangrante ver como políticos montan un circo mediático en los medios, donde entre todos ellos se tiran al cuello y demostrando que lo único que les preocupa es ganar en las próximas elecciones en Madrid; no saben llevar un consenso entre todos y demuestran a la sociedad la poca seriedad con la que se toman los problemas de la ciudadanía.
Juan José Lara, profesional de la seguridad privada que, ya ha sido lapidado por los medios de comunicación porque se han encargado de juzgarlo y sentenciarlo mediáticamente, lo culpan de no hacer bien su trabajo. Hay algo que los medios de comunicación y la sociedad obvian y es que antes de culpabilizar a ese vigilante de seguridad hay que hacer un análisis del porqué ha sucedido este hecho. No debemos olvidar que la Administración a la hora de sacar a concurso un servicio lo hace con la premisa de que sea el más barato y no el más ventajoso que, es lo que marca la directiva de la Unión Europea, dando lugar a que las empresas que se presentan al mismo, sean empresas de seguridad de bajo coste que no cumplen con los requisitos legales, tales como no pagar lo que marca el convenio nacional, estar al día con Hacienda y la Seguridad Social. Por otro lado, si un servicio necesita tres vigilantes para desarrollar sus funciones con todas las garantías, la empresa, para quedarse con el servicio, lo hace solamente con dos personas, dando lugar a que el trabajador tenga que hacer muchas funciones a la vez, por lo que no estará pendiente de su trabajo y tampoco lo atenderá con todas las garantías. Un ejemplo claro de servicios donde la oferta es la más barata lo tenemos con lo que está sucediendo en la actualidad con AENA, donde el concurso que se ha sacado ha quedado desierto, debido a esa oferta temeraria y que ninguna empresa con prestigio quiere coger. Por lo que las grandes compañías del sector de la seguridad privada, por lo ajustado de los precios previstos en los pliegos de contratación, se niegan a participar en las pujas con baja temeraria.
Es importante aclarar que en este tipo de servicios como son los ministerios, normalmente se hacen de forma conjunta con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así que resulta muy sospechoso que este vigilante de seguridad no sea supervisado por los mismos agentes. Todo apunta a que había que buscar un cabeza de turco y lo han tenido muy fácil con este trabajador, además todo esto ha servido para politizar un tema y desviar otros y ahora mismo la realidad es que sí existe una única víctima que ha pagado los platos rotos, con familia, facturas que pagar y la incertidumbre que planea en su cabeza. Los Juzgados están para juzgar, no los medios de comunicación. La presunción de inocencia es un derecho.