El poder del dinero vacía las democracias
Muchas veces me he estado haciendo la pregunta del millón y es quién maneja los hilos a nivel mundial. Realmente pienso que son aquellos que pueden hacer que su voluntad se convierta en ley y es evidente que las instituciones públicas, empezando por los estados nacionales, ya no pintan nada; el bastón de mando verdadero se encuentra en manos de quienes crean de la nada y se apropian de la principal fuente, que es la emisión del poderoso don dinero.
Nacen falsos organismos públicos disfrazando su naturaleza en gigantescos poderes privados en manos de los señores del dinero, bancos centrales controlados por las cúpulas de las finanzas internacionales que disfrutan de privilegios e inmunidades bien ocultos al público en general, un ejemplo claro lo tenemos en el Banco de Italia, un miembro más del BCE, no solo no es público tal y como sugiere su nombre, sino que ni siquiera es italiano, ya que la mayoría de sus accionistas, modestamente conocidos como participantes, son en general instituciones privadas controladas por bancos extranjeros.
Mayer Amschel Rothschild, creó el inmenso poder de la dinastía que lleva su nombre, una de las monarquías hereditarias sin corona que dominan el mundo. Una vez dijo: “permitirme emitir y controlar la moneda de una nación y no me importará quien cree sus leyes”. Los que gobiernan ejecutan órdenes superiores por los poderes fácticos como son las llamadas autoridades monetarias que controlan los mercados y las oligarquías financieras que pagan a la orquesta y deciden la música.
Una gran realidad que no debemos obviar es que gran parte del dinero que pagamos de impuestos, el Estado lo dedica a pagar deuda pública, o mejor dicho a los intereses que gravan. Parafraseando a Napoleón, diré que cuando un gobierno depende del dinero de los banqueros, son estos y no el gobierno, los que controlan la situación.
Todo lo expuesto anteriormente nos está llevando a perder el control, sobre todo con la próxima entrada de una nueva moneda digital llamada CBDC, es una forma de dinero fiduciario, digital emitido por el banco central de un país y por lo tanto con curso legal, las CBDC no son criptomonedas, ni tampoco bitcoin. Esta moneda es la idónea para que cualquier país pueda ayudarles a alcanzar objetivos políticos, geopolíticos y geoeconómicos, donde el espionaje a los ciudadanos alcanzará niveles nunca vistos antes, de esta forma estarán controlando todos los movimientos de dinero que podamos hacer.
Como decía el pensador austríaco Hayec, cuanto más planifique un Estado, más complicado se le hace al individuo su planificación.