Los mejores formados de Europa y los peor pagados
José Antonio Carbonell Buzzian, asesor y auditor en seguridad privada.
El colectivo de la Seguridad Privada en nuestro país es a día de hoy un pilar importantísimo, lo ha demostrado con su saber hacer y profesionalidad, activo fundamental en la pandemia en la que nos vemos sumergidos. Gracias a él muchas actividades se han podido desarrollar con total normalidad y si a esto le sumamos los avances tecnológicos en este campo, este sector nos está ofreciendo servicios de protección y vigilancia inéditos.
Lo reconfortante para estos profesionales es que con esta pandemia su trabajo se ve reconocido por una parte de nuestra sociedad, que ya es un logro. Por otra parte, aún falta que los dirigentes que gobiernan den un paso hacia adelante y apoyen la salida urgente del nuevo Reglamento de Seguridad que lleva la friolera de siete años redactado, sin ninguna esperanza de que este vea la luz. Esto facilitaría el trabajo de más de 80.000 profesionales que en estos momentos se ven en un limbo legal a la hora de poder desarrollar su actividad.
No se debe olvidar que han estado y siguen en primera línea, nuestra sociedad lo ha visto y por ello se ha dado un salto cualitativo. Esta nueva normalidad nos ha hecho vivir una realidad donde las nuevas tecnologías se están abriendo paso, demostrando que se les debe dotar de mejores herramientas, aunque a muchos les pese.
Se trata de que son los mejores formados de toda Europa y los peor remunerados y que ahora se encuentran inmersos en la negociación del nuevo convenio, donde los sindicatos tienen la obligación de velar por sus intereses y aquí es donde pierden derechos y la patronal gana. Los empresarios que conforman este sector argumentan que la crisis del 2008 fue profunda, y cuando aún no se habían recuperado llegó el coronavirus, que inicialmente dejó desempleados a miles de Vigilantes de Seguridad al cerrar servicios como los aeropuertos, hoteles y comercios donde supuestamente sufrieron grandes pérdidas económicas.
Quisiera aportar datos a la patronal y sindicatos para que antes de finalizar la negociación colectiva reflexionaran ambas partes, según una nota de prensa, Prosegur obtiene un beneficio neto consolidado de 17 millones de euros en el primer trimestre del 2021, la compañía ha reportado unos niveles de rentabilidad y generación de caja, similares al periodo pre-COVID. Con estos datos se desmonta cualquier maniobra de escape tanto por la patronal como por los sindicatos presentes en esta negociación.
No debemos olvidar que con esta pandemia estos profesionales de la seguridad tienen nuevos cometidos por ello deben tener un mayor salario. Decirle al presidente de la Patronal APROSER, Ángel Córdoba, que este sector lo que necesita es ser tratado con respeto, hecho que no ocurre desde hace mucho tiempo ni por la patronal ni por los sindicatos. Que deje de quejarse respecto a que las empresas no obtienen beneficios porque eso es faltar a la verdad, y si de verdad le preocupa el colectivo (formado por personas, algo que dudo) que trabajen y hagan mucha más presión para que el nuevo Reglamento de Seguridad entre en vigor.