Se consumó la farsa, ahora viene la cárcel y el olvido
Fue una quimera bien orquestada por un grupo de políticos que quisieron hacer historia y dinero a costa de la ensoñación y el engaño de muchos. Todo arranca con los líderes políticos de la burguesía catalana, los Pujol, Macià Alavedra, Artur Mas... que pisaron el acelerador del Espanya ens roba, en las calles, mientras ellos se lo llevaban crudo en los despachos camino a sus bancos en Suiza, Panamá y otros paraísos fiscales a lo largo de todo el mundo. Convergencia i Unió siempre jugó fuerte con el nacionalismo para ordeñar las arcas nacionales. Les fue saliendo bien…mientras respetaron la ley. Después no les quedó más remedio que “derramar la tinta de calamar del independentismo" para intentar salir impunes del proceso. Culminaron la farsa, hicieron delinquir a otros a sabiendas… y ahora vienen los años de cárcel y los llantos.
Tanto se aficionó el patriarca de la burguesía catalana de Convergencia al dinero fácil que, cual Padrino, acabó involucrando a toda la familia. Artur Mas, su adoctrinado vicepresidente y posterior sucesor, no se quedó a la zaga, cuando saltaron las causas del afamado 3 per cent -que acuño Maragall- fue raudo a cambiar el nombre de Convergencia por el de Juns per Catalunya, JpCat. Un poco antes, Duran i Lleida, un caballero de la política, dijo "ahí te quedas no quiero saber nada" y siguieron los mismos perros, pero con distintos collares.
La derecha, como demostraron Aznar con Anguita, o Rajoy y Casado con Iglesias, siempre ha necesitado a un tonto útil dentro de la izquierda al que alimentando astutamente su ego o “idealismo fanático”, -en el caso de Junqueras, ERC-, les sirviera para inflamar las calles y hacerles el pasillo por donde los unos "reciben las hostias” y los otros se dan a la fuga llevándose la guita. Ahí lo tenemos. Puigdemont a cuerpo de rey en Waterloo (Bélgica) y Junqueras chupando celda mientras “mira las noches estrelladas y derrama lágrimas por sus hijos”, como recordó dramáticamente el gran poeta del pueblo, Gabriel Rufián, su alumno más emocional, después de jubilarse el estrambótico y querido Joan Tardà.
Pero lo que llamamos el procés, no viene de ahora. No hemos llegado hasta aquí sin pecado ni mancha, tanto por una parte como por la otra. Desde la época de Aznar, decenas de millones de euros de la Generalitat fueron destinados a la televisión pública catalana, TV3, radios y medios de comunicación afines, colegios, a la normalización lingüística, o a las embajadas catalanas en el extranjero, en definitiva, al adoctrinamiento en el espíritu del “Espanya ens roba” que fue la palanca más poderosa de crear independentistas a desde hace dos décadas. Ya sabemos que a los catalanes el motor económico les motiva y les moviliza mucho y sobre todo, sabemos de su habilidad para, con dinero, hacer milagros económicos e internacionalizarlos. Bueno, es una generalización, pero yo la comparto porque lo digo desde el respeto y la admiración.
Mientras tanto, desde el otro lado, el nacionalismo madrileño de Aznar, primero, y de Rajoy después, alimentaba el odio y la represión hacia Cataluña. Un botón de muestra fue el hecho de recurrir el Estatut que ya había sido aprobado por las Cortes Generales en 2006 durante el mandato de Zapatero y al que el Gobierno socialista juró respetar. Por el contrario, Rajoy, en cuanto que pudo y desde la oposición interpuso un recurso, en agosto del mismo 2006, alegando algo tan peregrino como que “estaba configurado como una suerte de Constitución paralela”. Semejante patraña.
Precisamente el Estatut fue la clave. Estatut o Autogobierno catalán eran las reglas del juego para una buena convivencia entre catalanes y resto de españoles. Al saltárselo Rajoy a la torera generó la excusa perfecta para desatar la tormenta perfecta: del soberanismo al independentismo. El hambre de Convergencia se juntó con las ganas de comer de ERC. Dos polos opuestos unidos contra natura por una sola causa: el separatismo.
En realidad, los objetivos eran bien distintos. Mientras los republicanos de izquierdas, ERC, levantaban el puño y entonaban cánticos de Estatut, democracia y libertad, algo así como el “asalto a los cielos” de Iglesias en Madrid. Si bien, el líder morado es menos altruista ya que engañó a tantos con la cantinela de “la casta” mientras él pasaba de vivir en el barrio de toda la vida a comprarse la mansión de Galapagar. Y de comprometerse a cobrar un tercio del sueldo de diputado a percibirlo completo, con dietas y todo y pugnar por el precio de kilo y un cuarto de ministerio para tener un estatus y un sueldo de por vida. Eso, sin haber ganado ninguna elección, y sí perdido todas desde 2014. En cambio, nadie puede negar, yo al menos no puedo, el idealismo republicano catalán del líder y mucha de la gente de ERC que llenan las calles y se fanatizaban hacia un independentismo, en realidad imposible. Muchos de ellos lo saben, pero la mayoría se lo autocree.
El golpe de efecto del independentismo también fue motivado por el dinero. Como no. Espanya ens roba o donem mes del que rebem (damos más de lo que recibimos) y consignas así fueron convenciendo a muchos soberanistas de que estarían mejor y serían más ricos y prósperos fuera de España que compartiendo solidariamente los impuestos con otras regiones más pobres. Supremacismo catalán, es una expresión que a muchos progresistas les da corte mencionar. Pero es uno de los componentes reales de este movimiento callejero que ha conducido a la violación de la ley, al desafío, el delito y la cárcel. Millones y millones de dinero público catalán invertidos en propaganda independentista que algún día serán cualificados y saldrán a la luz. Cataluña era, y siempre fue, la primera economía de España y en cambio ¿qué recibían del Gobierno central conservador? desprecio y según su criterio, un reparto injusto. Con Aznar y Rajoy. Zapatero al menos les dio el Estatut. Ahora son la segunda economía autonómica, tras Madrid. Capítulo aparte merecen las maletas y cargamentos de euros que el PP madrileño -en este caso la burguesía madrileña- ha robado de las arcas (Gürtel, Lezo, Púnica, Ciudad Financiera, etc.etc.) y ha enviado también a paraísos fiscales. También para ellos, al final, hay cárcel y sentencias.
En definitiva, una farsa bien orquestada al estilo Simón Bolívar o General San Martín: “librémonos de la España opresora”- El engaño perfecto. “nos van a llover los millones, las empresas se vendrán todas a la próspera Cataluña, la Unión Europea nos acogerá con los brazos abiertos porque somos ricos, somos la locomotora de la pobre y miserable España”, como denunciaba irónicamente el ministro Josep Borrell quien junto a Vargas Llosa, aquel 9 de octubre del 2017 tuvo las agallas de contárselo, sobre un atril y micrófono en mano, a cerca de un millón de constitucionalistas catalanes que se manifestaron en Barcelona a favor de la Democracia, la Libertad y el Estado de Derecho.
Borrell, hoy día Alto Representante para Asuntos Exteriores de Europa, en representación de sí mismo, un socialista catalán que conocía la historia de su tierra demasiado bien no quería que engañaran a la gente. Se subió al atril con tres banderas: la europea, la española y la catalana y pronunció estas siete ideas fuerza que quedaron para la historia y que hoy, con la perspectiva de la detención, juicio, sentencia y condena, cobran más lucidez aún si cabe:
1.-“Esta es nuestra estelada (dijo mostrando las bandera de Europa). Tiene estrellas de la paz, de la convivencia y del derecho. Eso es lo que representa Europa”.
2.-“Cataluña no es una colonia. No es un estado ocupado. No es un estado como Kosovo”.
3.-“Todos tenemos un poco de culpa de haber estado callados demasiado”.
4.-“La convivencia está rota. Se ha roto entre amigos, entre familiares y en la calle. Y tenemos que rehacerla. Y defender el pluralismo político porque aquí -en Cataluña- no se reconoce”.
5.-“Hasta ahora no se nos ha visto ni oído -a los no independentistas- Por eso es necesario un control democrático de los medios de comunicación públicos, que son una vergüenza democrática”.
6.-“No gritéis como las turbas en el circo romano. A prisión van las personas que dice el juez que tienen que ir”.
7.- “Los que ahora se están yendo -más de dos mil empresas catalanas- deberían haber dicho antes que lo harían, porque de haberlo dicho quizá no estuviera ocurriendo esto”.
Desde entonces han pasado dos años. Desde los juicios por los hijos Pujol varios más y la pareja de Jordi y Marta Ferrusola aún sigue de rositas. Las cosas no llegan solas, entre unos y otros, aparentando no darse cuenta, se enfrentaron a la Ley, al Estatut y la lógica de la convivencia. La ley está para cumplirla. Es el principio del Estado de Derecho. Los que fomentaron, en septiembre y en octubre del 2017 los levantamientos tumultuarios para convertir en papel mojado las decisiones de los tribunales, sabían lo que se jugaban y a quien engañaban. Sabían que las Constituciones europeas no tienen derecho a decidir. No hay marco jurídico para una autodeterminación, ellos sabían que una decisión de este calibre no tenía marco jurídico ni en España ni en el resto del mundo.
Aún así, consumaron la farsa y ahora vienen la cárcel, el olvido y los lloros. Lamentablemente en las grandes gestas siempre al abanderado le rompen la cara. Veremos dentro de unos meses quien se acuerda de Junqueras, Rull, Turull, Forn, Romeva, etc, mientras algunos disfrutan de sus fortunas fuera de España. Esperemos que la Justicia nos traiga de vuelta a uno de los villanos más inductores de toda esta quimera, Carles Puigdemont.
Y de paso, como apunta la sentencia del Tribunal Supremo, un rapapolvo a Casado y Rivera, por supuesto también a Iglesias, por el oportunismo con el que se apuntaron a los "tumultos mediáticos" criticando al Gobierno que defendió la Ley, el Estatut y el diálogo, de una forma tan irresponsable que no corresponde a líderes que pretenden gobernar algún día España y que actualmente están al frente de instituciones de España y sus autonomías.