Recuperemos la calma
Nuestra Ciudad ha vivido probablemente los momentos más tensos de la historia reciente. La indisimulada e intolerable agresión de Marruecos a la integridad territorial de España y Europa, ha convulsionado al conjunto de la ciudadanía que fue pasando de la incredulidad y la perplejidad al miedo y la indignación a medida que se iban produciendo unos acontecimientos tan insólitos como traumáticos. El hecho de que el “modo” de agresión elegido (similar en su concepción a la “Marcha Verde” de infausta memoria) consistiera en la utilización de personas (adultas y menores) necesitadas, desvalidas o engañadas; añade un componente de crueldad inhumana que provoca un estupor incontenible que sólo deja lugar a la más enérgica y activa repulsa.
La sociedad ceutí debe responder ante esta agresión desde la unidad y la defensa de los valores democráticos. La Federación de Enseñanza de CCOO quiere expresar su preocupación ante una deriva muy peligrosa que se viene observando de “enfrentamiento entre ceutíes españoles” que, no sólo no contribuye a recobrar la normalidad, sino que puede suponer un punto de inflexión terrible para el futuro de nuestra Ciudad. El miedo, la incertidumbre, la indignación o el nerviosismo, no pueden terminar convirtiéndose en odio entre conciudadanos hermanos. Queremos recordar que la convivencia sincera y profunda entre todos los ceutíes, sin distinción étnica ni cultural de ningún tipo, es la piedra angular sobre la que se construye, indefectiblemente, nuestra comunidad. Su quiebra es la quiebra de la Ciudad. El irracional enfrentamiento entre ceutíes es una victoria del agresor. No podemos permitirlo bajo ningún concepto.
Por ello, la Federación de Enseñanza de CCOO de Ceuta, hace un llamamiento a toda la comunidad educativa (familias, profesorado e instituciones) a trabajar con denuedo y ahínco para recuperar el estado de concordia y afecto mutuo entre ceutíes que parece haberse perdido por momentos. Ahora más que nunca necesitamos recobrar la calma, profundizar en la educación en valores con nuestro ejemplo y nuestra actitud; y a partir de ahí, fortalecer el más preciado de los elementos de nuestro patrimonio común: la convivencia.