Dos trásfugas de VOX que venden su acta al PSOE: Capítulo 1

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“El acta no es de VOX, es mía”. Con estas palabras, salidas directamente de boca de María del Carmen Vázquez a la que denominaré tránsfuga dos, podemos hacernos una idea de lo que fue la esperpéntica rueda de prensa de ayer de quienes han mentido, vilipendiado y estafado a los votantes de Ceuta.

La legitimidad que tienen estos tránsfugas es nula y ni siquiera se presta a discusión, más aún tras el episodio de la votación de los presupuestos, en el que levantaron la mano (que no la mirada) de forma vergonzante para apoyar todas las alegaciones de un PSOE que parece haber comprado un par de actas, al igual que se compró a Judas por treinta monedas de plata.

Lo que sí es digno de análisis y merece la pena que el pueblo de Ceuta lo conozca, es la historia de codicia y traición de estos dos individuos. Comenzando por José María, su cargo de vicepresidente del partido se otorgó por mera antigüedad, fue su único mérito en tiempos en los que éramos pocos. En cuanto al trabajo desempeñado, digamos que podría asemejarse al número de propuestas presentadas por Simón el breve en sus escasos meses como diputado nacional.

José María, nuestro tránsfuga uno, pese a un historial vacío de esfuerzo, tuvo además el honor de ser nuestro candidato al Senado en las primeras elecciones generales de 2019, junto con mi admirada y querida Yolanda Merelo. No pude evitar una sonrisa incrédula, cuando en rueda de prensa nuestro tránsfuga uno, comentó que él afrontó prácticamente en solitario aquella campaña. Tengo que volver a sacar a Judas, para comparar la falsedad de tales palabras.

En aquella primera campaña, tuve el privilegio de ser el coordinador de la misma. Fueron una precampaña más dos semanas de dormir poco y escribir mucho, para preparar los borradores de discursos que los candidatos tendrían que utilizar para luego enfocarlos y moldearlos como cada uno creyera más conveniente en sus declaraciones diarias ante la prensa. Hubo que preparar un debate, con nuestro añorado Rafael Rodríguez Valero, en el que por supuesto José María no colaboró. Como tampoco echó una mano en las decenas de mesas informativas que instalamos en cada barriada o en labores que debían interesarle poco.

Respecto de las notas de prensa, la organización de eventos y la dirección de los equipos de trabajo de voluntarios, más de lo mismo con la salvedad de algún artículo residual. No se conocen más méritos de un José María, que eso sí, siempre ha defendido a capa y espada su legitimidad para tomar las decisiones del partido (lo de trabajar mejor para otros, debía pensar).

Y claro, como un “nini” mal acostumbrado y encaprichado por sus padres, su actitud cambió el día que no se vio como candidato para las elecciones generales del 10 de noviembre, en favor de nuestro senador Juan Ros o nuestra diputada nacional Teresa López. Un intento de moción de censura torpe y torticero (no existe dicha moción en los estatutos de VOX para una Comisión Gestora) desveló la infinita codicia y el poco agradecimiento de quien pulula por la política local como un mercader. Como no podría ser de otra forma y tras falsas acusaciones promovidas por pura ambición, este “señor” fue expulsado de la Gestora por la dirección nacional.

La “señora” Vázquez por otro lado, la tránsfuga número dos, ostenta una historia aún más surrealista. Tras decidirse su número cinco en la lista de candidatos por la escasez de opciones en el último momento y atendiendo a su supuesto buen currículum, María del Carmen se mostró entusiasmada con las ideas de VOX desde el primer momento (obviamente, sus principios deben de ser como los de Groucho Marx).

El hecho de que haya vendido su acta al PSOE es sólo la guinda del pastel a una trayectoria política basada en el escapismo y la inoperancia. Escapismo por ausentarse de la mayoría de actos de VOX a las que tenía que asistir como diputada electa, dejando aparte los que implicaban una caminata, por la supuesta lesión que le impedía o impide andar. Inoperancia, por atribuírsele la defensa de propuestas y/o interpelaciones, que han tenido como resultado que la señora Vázquez sólo asistiera a los plenos para pulsar un botón y escribirse a través del móvil con miembros de la Asamblea de otros partidos. María del Carmen no sólo no se ha preparado lo que se le asignaba previo consenso, sino que ha provocado trabajos de media noche para sus compañeros en vísperas de pleno.

La redacción de los documentos que debía presentar, han tenido que rehacerse por los inaceptables defectos de forma y contenido. Defectos en los que se evidenciaba falta de tiempo y dedicación. En su nuevo papel como diputada no adscrita, personalmente me hayo deseoso de comprobar si continuará con la ley del mínimo esfuerzo o esta vez, con el apoyo del Partido Socialista, saca a relucir todo ese talento oculto del que alardea.

La historia de los tránsfugas da para un libro, es toda una epopeya de avaricia basada en la unión de codiciosos frustrados. No obstante, esto no nos pilla por sorpresa. Tras aquellas elecciones andaluzas, era de esperar que este tipo de elementos se colasen en el partido en busca de lo que finalmente parecen haber encontrado.

No obstante, la vida parlamentaria sigue igual. Los que siempre nos hemos partido la cara por VOX lo seguiremos haciendo, sin titubeos ni medias tintas, sin vacilar. Los ceutíes con sus votos instaron a que tuviéramos seis diputados representándoles en la Asamblea. Seis diputados con seis actas de VOX, porque a pesar de lo que alegue la tránsfuga número dos, esa acta no es suya, sino de VOX en honor de quienes votaron. En la bancada de enfrente, junto a Mohamed Alí y votando con los socialistas, tenemos dos usurpadores de actas. Espero que vuelvan a la senda del raciocinio, no tarden mucho en dimitir y dejen las actas para que otros dos diputados de VOX puedan hacer valer el legítimo resultado de las últimas elecciones municipales. Mientras tanto, sin tregua ni cuartel.

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