Illa suelta lastre a las autonomías y el presidente cántabro a su consejero, veremos en Ceuta
Miguel Ángel Revilla, dijo que no era una cuestión política sino sanitaria, que él no es de su competencia cerrar los bares.
Ayer día 16, se mascó la tensión en el programa ‘Todo es mentira’, conducido por Risto Mejide. Este le pregunto al presidente de Cantabria sobre las nuevas medidas que ha tomado la comunidad con respecto a la Navidad y sobre la pregunta, el comunicador le hacia hincapié de quien dependía el cierre de la hostelería.
Miguel Ángel Revilla, dijo que no era una cuestión política sino sanitaria, que él no es de su competencia cerrar los bares. Además, aseguro que él no está involucrado, “yo no he cerrado nada”, el cierre lo decreta Sanidad. A esta cuestión le rebatió el periodista Antonio Naranjo, cuando este le pasaba la pelota a su Consejería de Sanidad quien según el cantabro era la Consejería quien la tomaba esa decisión respaldada siempre por los informes de los técnicos y, aludía a que el decreto quien lo firmaba era su consejero, a lo que el colaborador del programa Antonio Naranjo no daba crédito, cuando se increpó espetándole que:
"Siendo periodista, no puedo aceptar que este señor diga estas cosas y yo no le pueda responder”.
A continuación Naranjo pretendió demostrarle que él había sido quien había firmado la modificación novena en el BOCAN, argumentándole por la que:
“Su Gobierno, no un funcionario que pasaba por allí, su consejero de Sanidad, si quiere le digo hasta el nombre, aunque usted se lo sabrá, y por tanto usted decide cómo y cuándo se abren los establecimientos hosteleros, los espacios públicos, los parques”.
Revilla intento en varias ocasiones zanjar la entrevista cuando Risto y Naranjo lo tenían arrinconado contra las cuerdas dándole "zascas".
Es más, Revilla añadió que dentro de la firma de su competencia esta: la movilidad y el cierre perimetral de la región, y lo hacia por decreto. Risto quería demostrarle a Revilla la asunción de responsabilidad, por lo que no entendía como un presidente autonómico se desentendía de un departamento que dependía del él. Naranjo también le vino a decir que él no quería pagar o asumir el coste político que le podría suponer tomar esa decisión.