Que la mafia en el fútbol base de Ceuta existe, es un secreto a voces, que quien entienda solo un poco, lo sabe.

El hacer de los niños meramente números, monopolizar dos o como mucho tres equipos por categoría, con los supuestamente “figuras” para que los campeones sean siempre los mismos, pactar resultados entre equipos del mismo club o con otros colaboradores o saltarse las normas a la torera, son muchas de las artimañas de algunos clubes denominados como “intocables” de un deporte cuyo objetivo debe ser que los niños se diviertan practicando el deporte que les gusta y no por “no ser un Ricardinho” o “un Messi” a muchos de esos niños no se les permita, por ejemplo, jugar en el mismo equipo que sus amigos.

Como es lógico, luego llegan esos partidos donde equipos con esos niños que no se quieren, reciben goleadas inhumanas que terminan cambiando la diversión por desolación o lloro.

Luego están los “Guardiola, Luis Enrique, Klopp” de los banquillos. Los que piensan que mandan en todo y que hay que ganar por encima de todas las cosas, normas, diversión, deportividad y un largo etcétera, pensando que van a lograr una Champions League o que los va a fichar el Real Madrid y el Barcelona.

Y por último el tema de las instalaciones. Instalaciones que claro están, también monopolizan e incluso interfieren para bien o para mal, y si algo no me gusta “te quito la pista” y se quedan tan panchos.

Todo esto viene por lo siguiente, y es que el pasado viernes se disputaba un encuentro de categoría alevín en el Campo Federativo José Benoliel entre el CD Ceuta United y otro equipo de la categoría.

Un encuentro que transcurría con total normalidad hasta que, al llegar el descanso, el colegiado que dirigía el encuentro, decide por voluntad propia y como puede y debe hacer cualquier colegiado, revisión de fichas.

El árbitro se percata en ese momento que el entrenador del equipo que no nombramos, manda a uno de sus jugadores a esconderse en los vestuarios, al carecer de licencia en vigor para estar disputando el partido, con lo que el colegiado, como es debido, suspende el partido, sin que se jugase la segunda parte.

Pero el hecho más lamentable viene cuando se producen acusaciones y comentarios dirigidos a la monitora del Ceuta United, a la que acusan de haber pedido la revisión de fichas y me pregunto, ¿y si fuese así? Es algo a lo que se tiene derecho y no a querer infringir las normas, con tal de ganar a toda costa.

No termina aquí la cosa y la misma noche del encuentro, se ponen en contacto con el CD Ceuta United, para comunicarles que sufrían la pérdida de la pista deportiva que les tenía cedida un colegio donde entrenaban las categorías Benjamín y Femenina, pista que curiosamente gestiona un gran amigo del entrenador “tramposo” a quien le ha faltado el tiempo para llamar y ordenar que les retiren la pista deportiva.

Dejar a niños y niñas sin poder practicar en condiciones normales el deporte que más les gusta porque un “tramposo” no acepte las reglas del juego y llame a su amiguete para interceder de forma negativa y perjudicial para esos niños me parece lamentable, de muy poca vergüenza, poca personalidad y nula empatía.

Esta es la educación deportiva que estos señores, que además se creen “intocables” inculcan a los niños, a hacer trampas, que en el deporte y el fútbol en particular no existe la diversión, que solo vale ganar al precio que sea, cueste lo que cuesta, haciendo trampas y saltándose las reglas y normas y que no importa que otros niños salgan perjudicados, aunque entre ellos estén tus amigos.

Sí señor, una formación ideal para esos niños que solo quieren disfrutar del fútbol y que al final termina siendo una dictadura en la que ganar es lo único que importa.

¡Señores intocables, el Reglamento es igual para todos y todas!