Mañana viernes día 17, a las 12:00 horas, tendrá lugar un minuto de silencio en la puerta de la Delegación del Gobierno, en condena por los asesinatos machistas de dos nuevas mujeres en Barcelona y Torrejón de Ardoz.

La mujer asesinada en Barcelona se trata de una mujer de 20 años, que fue apuñalada en el cuello presuntamente por su pareja de 25 años en su domicilio. El presunto agresor fue detenido en el lugar de los hechos. Tenían un hijo menor de edad y no existen antecedentes por violencia de género.

El asesinato en Torrejón de Ardoz (Comunidad de Madrid) se trata de una mujer de 31 años que ingresó en la madrugada del lunes al martes en el hospital con fracturas craneales y un pronóstico de muerte cerebral. Finalmente ha fallecido. El presunto agresor, de 37 años, ha sido detenido y ha pasado a disposición judicial. No tenían hijos en común y no constan antecedentes de violencia de género. Según otros medios el agresor la llevo al hospital diciendo que se había tragado una espina, pero según fuentes, el agresor presuntamente le “había reventado la cabeza”, por los golpes. Según los facultativos le sangraban los oídos, aparte de las pruebas que se le realizaron demostraron, fracturas craneales y un pronóstico de muerte cerebral.

Con estas dos nuevas confirmaciones el número de mujeres asesinadas por violencia de género asciende a 23 en lo que va de año, aumentando la cifra hasta 1.056 el número total de mujeres asesinadas por violencia de género desde 2003, cuando se empezaron a recopilar datos.

Por otro lado, la ministra de Igualdad, Irene Montero y la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, quieren expresar de nuevo su más absoluta condena y rechazo a estos asesinatos machistas y trasladan todo su apoyo a las familias y amistades de las víctimas.

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género recuerda que con la desescalada los agresores que han tenido sometidas a las víctimas durante 24 horas al día "tienen una sensación exacerbada de pérdida de control, y puede traducirse en un repunte de la violencia física".

Rosell cree que hay que seguir insistiendo en la responsabilidad social: "acabar con la violencia de género no está en manos de la judicatura ni de la policía, sino de toda la sociedad". Para eso, "todas las instituciones y toda la sociedad son esenciales", sobre todo para ese gran porcentaje de víctimas "que no está en condiciones de denunciar su situación de violencia".