La noche del 7 de noviembre, Cadaqués vivió una fuerte tormenta que desbordó su infraestructura, especialmente en las zonas bajas del municipio. Las lluvias torrenciales generaron inundaciones repentinas, afectando tanto a viviendas como a comercios. Los equipos de emergencia actuaron rápidamente para llevar a cabo evacuaciones y atender a los afectados, a pesar de que la lluvia y el viento dificultaron las labores.

El impacto material fue significativo, con daños en carreteras y edificios. Sin embargo, y a pesar de la magnitud de los daños, no se han registrado víctimas mortales. Los servicios de emergencia, junto con Protección Civil, han señalado que, si bien la tormenta ha causado estragos, la rapidez en la respuesta evitó situaciones más graves. Las autoridades locales ya han comenzado a evaluar los daños para coordinar las labores de reparación y asistencia a los afectados.

El fenómeno se enmarca dentro de un contexto de clima severo que afecta a la región del Alt Empordà, donde se ha mantenido la alerta por lluvias fuertes en varias localidades. Los expertos advierten que este tipo de tormentas, cada vez más frecuentes, son consecuencia de patrones climáticos extremos.

Este evento subraya la vulnerabilidad de la región a fenómenos meteorológicos extremos, y hace un llamado a mejorar la infraestructura y la preparación ante posibles futuras tormentas. Mientras tanto, los residentes de Cadaqués siguen afrontando las consecuencias de una de las tormentas más intensas de la temporada.