Sin tregua al virus con una fuerte unidad
Ahora solo tenemos un objetivo prioritario y para alcanzarlo un único camino. Hay que derrotar al virus para salvar vidas, pero solo será posible si lo hacemos juntos, pues es el único modo de derrotarlo, donde la reducción de la movilidad al máximo será fundamental. De no hacerlo sí la victoria será suya y los derrotados seremos nosotros.
Como ha manifestado reiteradamente el ministro de Sanidad, esta crisis es dinámica y con una aparición que nadie preveía. Ante sus movimientos tenemos que estar dispuestos para afrontar los retos, donde el carácter cambiante nos exige respuestas en función de los acontecimientos, y no solo por lo que nos resulte más cómodo.
UNIDAD PARA QUE GANEMOS TODOS
Nadie debe olvidar que de la fuerza de la unidad pueden depender: menos contagios, menos sufrimientos para los aislados, menos ingresados en la UCI, más cantidad de recursos, menos peligro, menos fallecimientos y más efectividad… Unidos somos más fuertes y el virus más débil.
Necesitamos que el Gobierno acierte, pues así ganamos los más de 47 millones de españoles. Es necesario que las medidas sean un éxito para todos, porque el premio sería para cada una de las ciudadanas y ciudadanos de España, es el premio del triunfo de la vida, del regreso a la normalidad. En estos momentos no hay colores políticos ni estrategias partidistas. No puede haber ninguna distracción e interés en ese ámbito, algo que sería una falta de respeto a los familiares que han perdido a un ser querido, a los que se encuentran enfermos o combaten por la vida en las UCI. Pero también sería una desconsideración a los cientos de miles que están dando lo mejor de sí mismos: los profesionales de la sanidad, los trabajadores de los supermercados y tiendas de alimentación, los transportistas, los científicos, los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad, los integrantes de las Fuerzas Armadas… también al resto de la ciudadanía.
Esa unidad tiene que ser real en estos momentos entre los diversos grupos políticos. No significa uniformidad, ni ausencia de discrepancias; pero sí unidad en los modos y las formas. Siempre es mejor la crítica constructiva y estar al lado de quien debe llevar el timón y tomar las decisiones más difíciles. Se ha mencionado anteriormente que estamos ante una crisis cambiante. A veces, se deben adoptar medidas urgentes y extraordinarias en periodos cortos de tiempo y atendiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Por supuesto, siempre que sea posible el diálogo es más conveniente.
Cuando salgamos de esta crisis, vuelvo a insistir, lo importante es que entre todos hayamos conseguido la victoria. Una oposición leal también en las formas será reconocida, valorada y recordada con más mérito. En estas circunstancias la victoria de todos es también la victoria de la oposición, algo que sin duda también será apreciado por las víctimas. En estas circunstancias hay que ir a lo que nos une, no se entiende ni sirve a nadie poner en la mesa lo que nos separa, cuando nos jugamos la salud y que la estabilidad de nuestro país no se resienta.
La derrota del virus puede terminar con abrazos, entre las familias y amigos, entre los conocidos; pero también en el Congreso de los Diputados con abrazos bidireccionales de distinto signo, con palmas dirigidas a los sectores que más se han implicado y a toda la ciudadanía. Donde a buen seguro no faltará una mirada al cielo y el recuerdo permanente a los que nos han abandonado. Sin olvidar nunca la ingente contribución de los científicos.
LA SALUD ES IMPRESCINDIBLE PARA LA ECONOMÍA
Cuanto antes y más contundentemente se neutralice al virus, más pronto volverá a reiniciarse el gradual funcionamiento de la economía. Nadie quiere hacer daño a las empresas, a las pymes, a los empresarios y a los autónomos. No se discute el importante papel que van a seguir desempeñando. Ahora bien, como se ha comentado al inicio, el primer objetivo es derrotar al virus para salvar vidas. Si conseguimos que gane la vida también vivirán las empresas. Como dice el Gobierno, nadie se tiene que quedar atrás, tenemos que salir todos, porque si sucede así, la reactivación económica será más factible y acelerada. No deja de insistirse que se debe tener una especial atención con los más vulnerables, los trabajadores; pero también el sector de los “autónomos” está siendo tratado con el cuidado que se merecen.
Tal como han manifestado el vicepresidente de Asuntos Sociales y la vicepresidenta de Economía, al término del Consejo de Ministros del día 31 de marzo, se han adoptado más de 50 medidas. Han dejado claro que la Constitución es el escudo social para salvar la crisis sanitaria, social y económica que padecemos, extendiendo una red de seguridad que proteja a nuestra sociedad. Las medidas han sido dirigidas a resolver los problemas de los alquileres, las hipotecas, asegurar los suministros básicos, prestaciones por desempleo, medidas de consumo, la igualdad, los autónomos (con moratorias a las cotizaciones y aplazamientos de deudas a la Seguridad Social), los consumidores, las industrias, pymes…
LA FUERZA DE LA UNIDAD EUROPEA
No dejo de insistir en el importante papel que debe desempeñar en la salida de la crisis la actuación de la UE. No se puede ocultar que ha sido decepcionante el último Consejo Europeo. Pero nada ha terminado, hay tiempo para recomponer la situación y con la seguridad de que el presidente del Gobierno no va a dejar nada por perdido. Es un gran defensor de la UE, pero ello va a unido a la defensa en primer lugar de España y más en estas circunstancias, podemos estar seguro de su tenacidad y de la defensa de nuestros intereses. Seguirá insistiendo en el seguro de desempleo, el refuerzo del Banco Europeo de Inversiones, así como en la liquidez y crédito necesarios para nuestras empresas, los trabajadores y nuestra estabilidad económica.
Una de las razones de la creación de la Unión Europea fue crear las condiciones para evitar otra contienda mundial. Desgraciadamente esa guerra ha llegado en forma de crisis sanitaria, económica y social. No lo teníamos previsto que fuera así; pero los creadores de la UE no entenderían que las instituciones europeas no actuaran con unidad, fuerza y contundencia. Se produjeron declaraciones favorables al principio. Ahora hace falta que se demuestra la solidaridad entre países. Los del norte no pueden castigar a los del sur, porque esta crisis no la hemos originado nosotros, no somos los culpables. La arquitectura económica europea dispone de los medios, recursos y de los técnicos capaces. para que unas propuestas solidarias funcionen ya. No hay que dar tregua al virus, pero también con una fuerte unidad europea.