No jugar con la vida propia y de los demás
Hace dos meses que se declaró el estado de alarma y afortunadamente seguimos vivos. Puede parecer una obviedad sin importancia, ojalá salgamos todos de esta pandemia en las mejores condiciones; pero todavía no tenemos asegurado nada. No pretendo extender una atmósfera de pesimismo, es cierto que podemos sentirnos satisfechos por el gran trabajo realizado entre todos. El esfuerzo, la tenacidad y nuestra resistencia están siendo ejemplares, así como el ingente trabajo realizado por los miles de profesionales de la sanidad, que nunca será lo suficientemente valorado y reconocido.
No podemos olvidar también a aquellos que nos han dejado, a sus familiares y a los que continúan en el hospital. Precisamente, por todo lo anterior, nos debe seguir interesando a todos que la cercana salida sea en las mejores condiciones. De tal modo, que nos garanticemos la mejor defensa frente al Covid 19 y que no vuelva a resurgir. Es el mejor premio al que podemos aspirar, poder seguir viviendo y sin olvidarnos de los más vulnerables, aquellos que tienen mayor edad.
No obstante, es lamentable que en el horario de poder transitar por las calles se puedan ver algunos grupos que no respetan la distancia social adecuada, y que además no son de la misma unidad familiar. Grupos que pueden llegar a ser de elevado número y que se detienen sin las mínimas precauciones de protección. Están poniendo en riesgo su vida, pero lo más grave es que también están poniendo en peligro la vida de los demás. No ha desaparecido el peligro de contagio, y para conseguirlo, el mejor remedio es la prudencia y la responsabilidad. Todos sabemos las normas que debemos respetar: distancia mínima social, lavado de manos e higiene
A lo anterior, hay que añadir las declaraciones irresponsables de algunos dirigentes institucionales, como sucede con la señora Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. No solo justifica que grupos incontrolados y que no respetan las mínimas normar tomen calles de Madrid, sino que hasta los alienta. Hay que ser imprudente e irreflexiva. Tiene todo el derecho a la libertad de expresión, pero no a poner en peligro la vida de nadie. Esta señora, con sus manifestaciones, pone en riesgo la vida de muchos madrileños, entre los que incluyo a mi familia. Lo mínimo que se puede pedir a un dirigente institucional es que sea prudente y responsable, hay una gran mayoría que lo son, pero esta señora no está entre los que dan ejemplo.
No sé qué pensarán los profesionales sanitarios que siguen jugándose la vida, que han vivido situaciones límites en el IFEMA y que han visto morir a pacientes por los que han combatido hasta la extenuación. El mejor respeto que se merecen es que no pongamos en peligro la vida de nadie, que entre todos colaboremos, sumemos fuerzas para hacerle cada vez peor la vida al virus. Él es el verdadero enemigo, porque hay quienes parece que se han cambiado de bando.
Parece que se nos olvida que por encima de todo lo primero es la salud, sin ella no podremos alcanzar la victoria sobre los problemas económicos y sociales. Me ha sorprendido estos días escuchar a dirigentes políticos cuestionar decisiones del Ministerio de Sanidad. Se han producido quejas sobre la no autorización del paso a la fase 1 a territorios de su Comunidad. Creo que se está olvidando que lo más prioritario es salvar vidas y que no se incrementen los contagios. No se debe impedir el derecho de crítica, pero los argumentos y razones que he escuchado, desde mi punto de vista, han dejado al margen lo primero a perseguir y es que las condiciones de seguridad sanitaria estén garantizadas. En el mapa de nuestro país no estaba demostrado que se favoreciera a unos territorios sobre otros por el color político.
El señor ministro de Sanidad, Salvador Illa, creo que está demostrando una gran seriedad y rigurosidad. No lo he visto todavía hablar mal de nadie, comenzando por los máximos responsables de las comunidades autónomas. Solo le interesa si se cumplen o no los criterios que permitan a todos los ciudadanos vivir con las mejores garantías para su salud. El director del Caes, Fernando Simón, los funcionarios del Ministerio de Sanidad y los asesores científicos son quienes le acompañan para adoptar las decisiones más justas e independientes. Se trabaja en un contexto de “COGOBERNANZA” y con relaciones bilaterales entre los máximos responsables del Ministerio de Sanidad y de cada Comunidad Autónoma
LA IMPORTANCIA DE LA UNIDAD Y DE LA COLABORACIÓN
Es conveniente, a mi modo de entender, que no perdamos de vista lo que nos ha permitido avanzar y llegar a los resultados que hemos conseguido. Eso ha dependido en gran medida de la unidad, de la alianza entre las instituciones y la ciudadanía. Como ha manifestado reiteradamente el presidente del Gobierno, entramos todos juntos y debemos salir todos juntos. No se ha vulnerado la Constitución, todas las medidas y resoluciones se han adoptado de acuerdo a nuestro ordenamiento constitucional y con el respeto a la democracia y a la soberanía nacional. Los diputados y diputadas que han aprobado el estado de alarma y su continuidad fueron elegidos democráticamente y ninguna medida se ha saltado el orden legal.
También ha tenido lugar un acuerdo entre el presidente de la Junta de Castilla y León, ALFONSO FERNÁNDEZ MAÑUECO, del PP, y el secretario general del PSOE de Castilla y León, LUIS TUDANCA, sobre la reconstrucción sanitaria, económica y social de Castilla y León. Junto a lo anterior se ha destacado el fortalecimiento de los sistemas de protección, de los servicios públicos y también lograr una posición común de Castilla y León en España y en Europa, para que la voz de esta Comunidad sea más fuerte. Tal como ha manifestado Luis Tudanca, el PSOE va a hacer todo lo que esté en su mano para que este acuerdo favorezca la reconstrucción de Castilla y León. Hay que alegrarse también de que los beneficiados sean los ciudadanos de esta Comunidad. Todo lo indicado favorecerá, sin duda, a que las vidas puedan estar mejor protegidas.
Foto: Facebook de Luis Tudanca, secretario general del PSOE de Castilla y León