“¡Relato, marco y ‘efecto Dory’!”

En la vida política española se ha instaurado la mentira como elemento definitorio. Si trasladamos la situación actual a las notas de un perfume nos quedaría la siguiente secuencia:

La pirámide olfativa describe la estructura de un perfume, define las notas que percibimos y que se van desarrollando con el tiempo. La pirámide política made in Spain describe la estructura del clima social, define cómo percibimos las diferentes situaciones y que se van desarrollando con el tiempo determinando nuestro sentido del voto.

Notas de salida o cabeza: Son el primer contacto con la fragancia. Se perciben durante los primeros 15 minutos aproximadamente. En política esto coincidiría con la fake news del día.

Notas de corazón o cuerpo: Identifican al perfume, son las notas esenciales para decantarnos por la fragancia. Armonizan las notas de salida con las de fondo. En política identifican al votante con la viralización de la fake news y lo ayuda a decantarse por una fuerza política concreta. Armonizan las fake news con la identidad del votante.

Notas de fondo o base: Reafirman la identidad del perfume y otorgan el carácter del mismo. Son las que perduran en la piel, es la base del perfume, las que aportan el aroma final. En política reafirman la identidad del votante con la del partido político, el carácter de uno y otro se yuxtaponen. Son las que perdurarán a pesar de las meteduras de patas del líder del partido elegido o de que no se esté de acuerdo con gran parte del programa.

El único partido político que no ha utilizado la mentira desde que nació y ha luchado por instaurar la ética no solo en el discurso sino también en la construcción de lo público ha sido Podemos.

No entiendo que nadie se pueda extrañar de qué Sánchez o Feijóo mientan o manipulen, o lo que es lo mismo que PSOE y PP lo hagan. ¿Ya nadie se acuerda de por qué nace Podemos?

Eso precisamente están intentando hacer, que la sociedad española sufra el “efecto Dory” (la pez cirujano azul de “Buscando a Nemo” que tiene “pérdida de memoria a corto plazo de manera recurrente”).

¿Es casualidad que ante la ausencia de las líderes y representantes de Podemos crezca la mentira en el debate público?

La política española se ha convertido en una lucha por el marco y el relato. Que dicho en lenguaje coloquial se refiere a “cómo las personas entienden las situaciones” y “en cómo se describen dichas situaciones”. Hablando en plata cómo contamos las cosas para que podamos interactuar con el ciudadano dirigiendo sus emociones en un sentido de voto concreto (ideario político). ¿Hablamos de manipular?

Enlazando con lo hasta ahora expuesto, hay estudios sobre la conducta de los votantes que indican que su memoria política es a corto plazo (“efecto Dory”), seis meses. Se recuerdan los seis últimos meses y se proyecta a seis meses vista (eso los que piensan en el futuro, la mayoría no proyecta solo recuerda y actúa en base a ello y a la estimulación crítica).  Por otro lado, el arquetipo de votante medio no vota en función de una lista de objetivos o para conseguir que se pongan en marcha una serie de actuaciones políticas concretas, sino que vota con una mentalidad de forofo de un deporte, solo quiere que gane su equipo, sin importar cómo lo haga, y de paso consolidar su idealizada imagen personal.

Falta un factor fundamental en nuestra sociedad del desconocimiento y la desinformación, a la que hemos llegado empujados por la política bipartidista y sus daños colaterales (crecimiento de la ultraderecha), que es la polarización. Una persona  polarizada ve al “otro”, al que no piensa igual, como alguien tan diferente que es imposible dialogar con él y menos aún llegar a acuerdos, y en última instancia como un peligro a eliminar (por vías pacíficas mientras no se demuestre lo contrario). De este frentismo nacen y se desarrollan las fracturas sociales, que van aumentando hasta que la sociedad queda tan debilitada que se rompe y en algunos casos llevan a golpes de Estado o guerras civiles.

Sinceramente creo que, en España, afortunadamente, estamos a años luz de una contienda bélica pero excesivamente cerca del agravamiento de las fracturas sociales existentes hoy día. Y eso no sabemos hacia dónde nos llevará.

La política española es cainita y maniquea. Casi nadie te dará una razón en positivo de por qué votar a algún partido concreto sin señalarte el porqué de no votar al antagonista. Y a veces con argumentos demasiado groseros.

La grandeza y a su vez la debilidad de la democracia es que nos iguala a todas en un momento concreto, el día de las elecciones. ¿Se imaginan que todas pudiésemos participar un día fijado en una jornada oficial de Champions League?

¿Se puede ir a votar de forma constructiva sin tener unos mínimos conocimientos de política elemental? ¿Cuántos conocemos cuál es el paro actual, o el crecimiento del PIB de los últimos años? ¿Qué leyes han sido aprobadas en esta legislatura, al menos un par? ¿Pueden identificar a sus representantes en el Gobierno del país, al menos un par de Ministros o Vicepresidencias? Etc.

Las preguntas son solo una forma de poner de manifiesto un hecho que no aparece en las encuestas y es que solemos participar de un acto maravilloso y de enorme responsabilidad sin tener una información de calidad a la hora de votar. El 23J podrá ocurrir cualquier cosa porque los que votamos no somos profesionales de la política ni poseemos la información que otros sí tienen y por tanto nuestro sistema límbico será el que vote por más de uno. Por consiguiente, el escollo principal para revalidar el Gobierno de coalición progresista es que se vote en contra de Sánchez y eso parece estar asegurado.