“Contaminación atmosférica, cambio climático y muerte”

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Pool Moncloa I Fernando Calvo

Considero que siempre es necesaria otra visión de las cosas. De ahí mi admiración y envidia sana por los artistas y por todas aquellas personas que son capaces de ver el mundo de forma distinta. Hablaba hace unos días con mi buen amigo Soul Etspes sobre lo mundano y lo divino. Concluimos charlando sobre lo solucionable. Para llegar a la conclusión de que es irresoluble. No por falta de medios o tecnología. No por falta de buena voluntad por parte de gran parte de la humanidad. Sino por cómo actúa una diminuta parte de esta humanidad, inmensamente rica e inconmensurablemente egoísta.

Soul es bastante mayor. Posee varias vidas. Un sinfín de experiencias concentradas en su mirada. Sus ojos son recuerdos que encierran el vacío más absoluto junto al brillo y la intensidad del Big Bang.

Me cuenta como el frío y la niebla se confabularon en el invierno de 1952 para pasear por Londres. No fue un deambular inocuo. Un manto denso de hollín y oscuridad transportaba, además de soledad, una mano sulfúrica de mortandad. No se veía más allá de un metro de distancia en gran parte de la ciudad. Se suspendió el transporte y costaba, realmente costaba, respirar. Era cinco de diciembre y el cielo teñido de plomo lindando con el azabache ejercía una densa presión en el alma y la visión. El clima era helador y los londinenses para apaciguarlo acudieron al carbón. Se originó un miasma mortal de dióxido de azufre y óxido de nitrógeno liberados a la atmósfera por la quema de carbón para uso residencial y plantas de energía. El dióxido de nitrógeno, otro producto de la combustión del carbón, se produjo inicialmente en la niebla natural. Otro aspecto clave en la conversión del dióxido de azufre a sulfato es que éste produce partículas ácidas. La niebla natural contenía partículas más grandes de varias decenas de micrómetros de tamaño. La evaporación posterior de la niebla dejó partículas más pequeñas de ácidos que cubrieron la ciudad junto al hollín.

Poco a poco con el paso de los días la niebla se fue disipando. Al principio muy lentamente. De forma casi imperceptible. Como se evapora la sal de la espuma en la orilla del mar en un día nublado. El nueve de diciembre amaneció un día claro. Todo lo claro que puede ser en Londres. Al menos a 4.000 muertos ascendía la cifra de fallecidos. Otro dato de interés es que más de 150.000 personas fueron hospitalizadas.

Pero Soul añadió que recientes estudios británicos apuntan hacia unos números mayores. Muy posiblemente la cifra de víctimas mortales fuese de alrededor de 12.000. Por supuesto todo tipo de animales afectados por la niebla también fallecieron. Miles de animales tuvieron el mismo destino fatal.

“La contaminación del aire es el principal factor ambiental que contribuye a la carga mundial de morbilidad”, señala la sexta edición del GEO. La morbilidad es la cantidad de personas que enferman en un lugar y un período de tiempo determinados en relación con el total de la población.

Esta contaminación del aire ocasiona varios millones de muertes prematuras al año. Entre seis y siete millones. Pero unido al dolor por estas pérdidas humanas, y hundidos por los motivos, surgen unas consecuencias económicas. “¡Hoy en día todo parece ser economía!” añade Soul. Y argumenta que dice parece porque la realidad no tendría por qué ser esa pero los grandes poderes fácticos, la oligarquía nos ha hecho creer eso. “¡Recuerda las mercancías ficticias de Polanyi en La Gran Transformación!” (Mano de obra, tierra y dinero). “Y peor aún, ¡obligados a participar de esta gran mentira! ¿Cuándo despertaremos?”. Concluye.

Esta relación causa efecto entre polución, mortandad y economía se explica en unas pérdidas anuales de más de 4,4 billones de euros en materia de bienestar. Los estudios demuestran que la población del planeta reside mayoritariamente, el 95%, en zonas con niveles de exposición a las partículas finas por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pregunté a Soul “¿qué eran partículas finas?”.

- “Pues son las de menos de 2,5 micras de diámetro y las más peligrosas para la salud mi querido amigo. De hecho, ahora mismo estamos respirando una gran cantidad de las mismas”.

La peligrosidad de las partículas en suspensión es inversamente proporcional a su tamaño: cuanto más pequeñas son mayor peligro encierran. Más en profundidad pueden penetrar en nuestras vías respiratorias, llegando hasta los bronquios, los alvéolos y el torrente sanguíneo.

- “Quizás te resulte más familiar las siglas PM10 que significa Particulate Matter ≤ 10 µm, es decir, partículas con un tamaño menor o igual a 10 micras. Las anteriores eran PM2,5. Un contaminante aún más potente. En cualquier caso, se trata de material en estado sólido o líquido, finamente diseminado en la atmósfera inferior”.

Mi querido Nomar, te contaré un hecho del que fui hace tiempo coprotagonista. Soul puso cara de circunstancias. Respiró. Se mesó su plateada cabellera y comenzó: “En 1845 un grupo de naturalistas británicos, entre los que me encontraba, observamos que algunas polillas habían mutado su color gris claro. Estaban cambiando de color: sus alas claras salpicadas de negro se habían vuelto oscuras. El gris oscuro dominaba su vestimenta. Era la manera con la que el animal evolucionaba para adaptarse al entorno y, así, poder camuflarse entre los troncos de los árboles ennegrecidos por el smog.

Como bien sabrás mi amable Nomar el smog es una nube baja formada de dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión que se forma sobre las grandes ciudades o núcleos industriales. Es una forma de contaminación del aire que incide negativamente sobre nuestra salud, ya que favorece la aparición de asma, alergias y otras enfermedades respiratorias.

La revolución industrial se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en Gran Bretaña, extendiéndose unas décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona. Se institucionalizó el uso masivo del carbón y

el aumento de la urbanización. Con lo que se llenó el aire de las ciudades de partículas nocivas para la salud. Como verás la evolución natural adaptada al medio, en este caso un medio tan hostil e insano que acabará con la humanidad, modificó la morfología externa de las polillas inglesas. Esto me recuerda una interesante anécdota con mi amigo Charles Darwin, pero esa es otra historia Nomar. Ya encontraremos un momento para disfrutar de ella”.

“No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”.

- “¿Pero Soul no me has comentado aún lo del impacto económico relacionado con la contaminación atmosférica y la mortandad humana?”.

- “Disculpa, me hago mayor y desvarío a veces, más de las que quisiera. En su último informe, hace apenas cuatro minutos, la ONU advirtió de que las consecuencias económicas por la pérdida de vidas, el incremento de la asistencia sanitaria y la pérdida de productividad de trabajadores por la contaminación del aire es considerable. Y si a esto unimos las muertes prematuras la cuantía total de pérdidas económicas nos daría la cifra antes citada cercana a los 4,5 billones de euros”.

- “Este mismo informe de la ONU relaciona directamente la contaminación del aire con el cambio climático”.

- “Entonces, Soul, parece evidente que las soluciones para ambos problemas son idénticas y pasan por unos lugares comunes, la eliminación de los combustibles fósiles responsables de los gases de efecto invernadero y de los principales contaminantes atmosféricos”.

- “¡Así es, Nomar! Pero además se debe hacer caso y acudir al Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y modificar el sistema económico mundial basado en la destrucción no solo del planeta sino del primordial significado de la palabra humanidad”.

Hace apenas unos meses, en marzo del 2019, la ONU realizó una llamada de socorro. Solicitó cambios drásticos, contundentes y sin precedentes para evitar la catástrofe medioambiental del planeta Tierra. Solo de esta manera se podrá proteger la salud humana y ambiental.

La crisis medioambiental a la que el modelo insostenible de desarrollo del ser humano ha llevado a la Tierra tiene preocupantes caras. Todas ellas terroríficas y airadas.

Soul no quiso concluir la conversación sin regalarme dos frases universales que en su día escuchó a su amigo Darwin.

“No hay ninguna diferencia fundamental entre el hombre y los animales en su capacidad de sentir placer y dolor, felicidad y miseria”.

“El amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del hombre”.

 
 

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