“El agua elemento divino vital, elemento humano mortal”
Recuerdo perfectamente la última vez que me encontré con Soul Etspes. Un invierno triste y desangelado de temperaturas cálidas para ser Salamanca. Paseaba por la ribera del Tormes. Muy cerca del puente romano. Una tenue luz cálida y acogedora envolvía el ambiente. Si bien estábamos a, tan solo, 1ºC. El río, divinidad zigzagueante que siempre propició la vida nos contemplaba con parsimonia a ambos. Soul iba distraído atento a todo y a nada. Casi choca conmigo tras tropezar previamente con su bastón.
- “¡Perdóneme usted…! ¡Hombre, joven, mi querido amigo! Disculpe mi torpeza. La edad. ¿Cómo se encuentra? ¿Qué le trae por tierras charras?”.
Soul siempre responsabilizaba a la edad de todos sus males o contratiempos. Pero nada más lejos de la realidad. Su prolongada existencia lo convertía en una auténtica enciclopedia lúcida, objetiva y en permanente actualización. Una vez más me iba a dar pruebas de ello.
- “¡Mire, mire a su rededor amigo mío! ¿Qué ve?”.
- “Árboles, vegetación, aguas oscuras, diversas aves, una mañana clara y fría, … ¡No sé qué más decirle!”.
- “Bueno…, vayamos por parte imberbe Nomar. El río Tormes es un río que tiene su nacimiento en Tormejón, cerca de la ciudad en la sierra de Gredos, ciudadela de Ávila. Atraviesa o si lo prefiere pasea, como estaba haciendo yo, por Ávila y Salamanca concluyendo su caminar tras más de doscientos kilómetros en el río Duero, en un lugar conocido localmente como Ambasaguas. Por aquí, por Salamanca, sus flujos están controlados por la presa de Santa Teresa. A pesar o quizás por ello se transforma en un amplio río de fondo oscuro con grandes llanuras”.
- “!Sí que conoces bien la hidrografía castellana Soul¡”.
- “¡Menudencias! ¡Vamos a lo importante!”
- “No entiendo...”
- “Escucha.... Veo que no te has fijado, pero te has cruzado con un visón americano, varios galápagos de Florida, con ailantos o “árboles de los dioses” también llamados “árboles de los cielos”, con arbustos de las mariposas también llamado hierba de las Pampas etc. Te estoy hablando de Norteamérica, Asia, Sudamérica”.
- “Me estás diciendo que son especies invasoras que están colonizando nichos ecológicos que no le corresponden ¿verdad?”.
- “¡Más aún! Están modificando el ecosistema al completo. ¿Recuerdas la leyenda sobre la ardilla que en época romana podía cruzar Hispania de rama en rama? No me contestes. Algún día hablaremos de ello y de la explotación minera del imperio romano en Hispania. Caracterizado por su nula empatía con la naturaleza y gran y catastrófico impacto medioambiental. ¡El hombre es la gran especie invasora del planeta! En donde nos encontramos deberían haber, porque antes existían y eran fruto de millones de años de evolución y adaptación natural, alisos, sauces, fresnos, en compañía de cormoranes, ruiseñores bastardos, garcetas comunes, somormujos, pájaro carpinteros, etc. ¡Y mira ahora! Sin el cambio climático muchas especies invasoras no colonizarían entornos diferentes a sus hábitats naturales. Lo que nos lleva a que se ha cambiado el entorno para mutar en hábitats naturales de otras zonas o, dicho de otra manera, todo el planeta será la misma zona. Un erial inhóspito, tórrido y sin vida”.
- “Algo leí en su día mientras tomaba un pincho en la plaza Mayor rodeado de historia y un bullicio de transeúntes foráneos en busca de alguna instantánea para la eternidad o selfies con el mismo fin. Pero si no recuerdo mal existía un proyecto dotado de un amplio presupuesto para reforestar las riberas con árboles propios de la zona, habilitar “resorts” para facilitar el asentamiento de las especies autóctonas, la instalación de cajas nido para el búho real, crear criaderos para las nutrias, plataformas flotantes e islotes artificiales para que aniden las aves acuáticas y los galápagos y pequeñas charcas para anfibios, medidas destinadas a la incorporación de “microhabitats-refugio”.
- “Eso está muy bien. Primero destruimos lo que siempre existió para volver a repoblar con ello y en competencia con otras especies que deben desaparecer.
Perdona mi irónica crítica. ¿No es más sensato, además de, luchar por qué la humanidad asuma de una vez por todas su responsabilidad para con el planeta? Cómo si hay que comenzar guerras contra quiénes más contaminan. No necesariamente sangrientas sino económicas o de otra índole, aislamiento o vete a saber. ¡Pero actuar de una vez por todas! Mira que rápido inician una guerra por “motivos humanitarios” como quedarse con el petróleo, el gas o las tierras raras de otros países”.
- “Algún día me explicarás lo de las tierras raras ¿verdad?”.
- “Me consta que sabes perfectamente que son lantánidos superconductores. De lo que deduzco que querrás saber que hay detrás de su explotación y las versiones no oficiales”.
- “¡Je, je, je! ¡Qué bien me conoces!”.
- “¿Qué te parecería que se vertieran metales del grupo 12 al Tormes?”.
- “¿Te has vuelto loco Soul? ¿Metales blandos a un acuífero? Sé que eres conocedor de que en ese grupo están el zinc, cadmio o mercurio, por ejemplo. Y que son elementos que se encuentran en la naturaleza y que su peligrosidad y toxicidad dependen tanto de la cantidad como de la exposición. Lo que me lleva a pensar que me vas a hablar sobre el caso de Minamata”.
- “No era mi intención, sinceramente, pero ya que lo nombras ¿te importaría indicarme que ocurrió?”.
- “Seguro que lo sabes mejor que yo, pero te contaré lo que sé. La enfermedad de Minamata se detectó por primera vez en 1956 en Japón. El brote ocasionó cerca de 50 víctimas mortales. Se localizó originalmente en la zona de la bahía de Minamata aunque luego se extendió por el mar interior de Yatsusho. Producía, en casos severos, además de la muerte daños neurológicos graves. Las investigaciones llevadas a cabo descubrieron que durante diez años el tiempo transcurrido entre las décadas de 1930 y 1940, la fábrica de la empresa Chisso Corporation empezó a producir aldehído acético y cloruro de vinilo como elementos bases para la fabricación de plástico. Como catalizador del proceso decidieron utilizar mercurio metálico que después era vertido al agua sin tratar, llegando a la bahía de Minamata en Japón. Ya sabrás que el
mercurio es el único metal que a temperatura ambiente se encuentra en estado líquido en la naturaleza. Acabó según algunas fuentes con la vida de entre 10.000 y 17.000 personas. El compuesto tóxico vertido sin control durante más de treinta años, no los diez que se creyeron en un primer momento, era metilmercurio . La catástrofe fue tan importante que incluso, tras un pequeño salto metonímico, ahora el síndrome neurológico grave y permanente causado por un envenenamiento por mercurio se denomina así, Enfermedad de Minamata. Entre 1932 y 1968 se vertieron 81 toneladas de mercurio a través de las aguas residuales sin tratar”.
- “¿Cómo se contaminó el mar Yatsuho?” preguntó Soul.
- “Pues en 1961 la fábrica decidió desviar algunas de sus aguas a un río vecino ampliando significativamente el radio de contaminación llegando hasta este mar interior. Y una cosa que no te he contado fue sus efectos medioambientales, sobre flora y fauna. Una miriada de algas muertas, almejas y ostras vacías, peces flotando sin vida, aves que se desplomaban, pulpos paralizados, perros, cerdos y gatos que temblaban y morían”.
- “Pues tengo dos cuestiones más que plantearte para que te luzcas”.
- “¿Dime?”.
- “¿Cómo has utilizado el concepto miriada y cómo resultaron afectados los animales de compañía y domésticos?”.
- “¡Ja,ja,ja ! ¿Pretendes pillarme? Son dos cuestiones extremadamente sencillas. MIriada la he usado como cantidad muy grande e indefinida no por el nombre en griego clásico para el número 104, es decir, cien veces cien. Diez mil. En cuanto a la segunda parte de la cuestión planteada se produjo una bioacumulación en la cadena alimenticia con distintas etapas cuyo origen se encuentra en la vida marina local y termina en la población local pasando por los animales domésticos y de compañía. Es decir, el hombre consume animales marinos envenenados por mercurio y él se envenena. Da los restos de su comida a sus animales domésticos y de compañía y ellos también se envenenan”.
- “Para terminar mi exposición te diré Soul que el caso de Minamata se convirtió en un símbolo internacional de los daños ambientales, y ha servido para que otros países tomen medidas. El mismo Parlamento Europeo ratificó en mayo de 2017 el Convenio de Minamata de las Naciones Unidas sobre el mercurio, un tratado internacional de obligado cumplimiento diseñado para proteger la salud humana y el medio ambiente del mercurio”.
- “Hay gran exactitud en tu exposición Nomar. Más mi intención era charlar sobre el síndrome o enfermedad “Ay, ay”, de los toros de Guisando y de los Kappa, Kodama, Ningyo, ritos funerarios acuíferos y de cómo al reducir a la contaminación de los ríos se puede aminorar los efectos del cambio climático”.