¿Mis seis diputados de Vox? No… Mis seis amigos
Hoy ha sido un día especial. Parece que quedan lejos aquellas reuniones en las que apenas un puñado de soñadores arreglaba el mundo con unos refrescos y unas tristes patatas de paquete como únicos testigos...
...La alta corrupción, la inseguridad, y la ausencia de una fuerza de derechas en nuestra ciudad eran solo una porción del envenenado pastel que alimentaba la destrucción de Ceuta. Aún recuerdo que siempre le decía a Juan Sergio Redondo “Sergio, recuerda que la conquista empezará desde Ceuta”. Y nunca tuve duda de ello. La conquista de una sociedad con valores morales empezaría aquí, y no me equivocaba. Esas reuniones de soñadores fueron precisamente eso. El germen de un sueño. Un sueño que me trajo a Ceuta por una mano superior cuyo periplo me llevó a vivir en cinco continentes y a curtir mi piel entre los cincuenta y cincuenta grados bajo cero antes de regalarme el honor de servir a esta ciudad. Y valió la pena.
Cada mañana en la que el sol me regalaba su pasión coronando punta Almina, y se convertía en mi confidente hasta que, cual sherezade, se fundía con Benzú en un presagio inerte. Ceuta. Tan pequeña como grande. Una semilla cuya presencia onírica regó la planta que hoy ha culminado con la investidura de seis héroes. Aún recuerdo con pueril ilusión aquel viaje a Vistalegre donde, codo con codo con mi presidente y con mi padre, fui testigo de que mi sueño e ilusión eran el sueño y la ilusión de muchos. De miles. Y la sinergia de la confluencia de esos sueños fue una marca de fuego en nuestros corazones. Ahí nos dimos cuenta de que el sueño podía rozarse con los dedos. “la conquista empezará en Ceuta”. Seguía pensando. Nadie sabe cuán difícil ha sido el camino. Hemos recibido infinidad de ataques, de Insultos… Y los agradezco. Cada una de esas piedras en el camino fue parte del pilar que sustentó la fuerza que afianzó nuestros corazones ensamblándolo a nuestras ideas. “si metemos a uno, será una gran victoria. Tenemos que luchar por meter al menos uno y que se escuche nuestra voz”. Hoy me río de esa frase. De ese halo de esperanza que repetíamos una y otra vez en cada reunión. Y en un abrir y cerrar de ojos el grano de arena se hizo montaña. Una montaña que mi amigo Carlos Verdejo, a pesar de su juventud, convirtió en el partido más votado en las elecciones nacionales. Con malas artes, argucias, insultos, tergiversaciones deliberadas, y ataques personales, tres partidos tuvieron que unirse para hacernos frente. Y es que imaginar a seis compañeros jurando el cargo de diputados, hoy, en la asamblea, era un sueño difícil de soñar. Pero ver a seis amigos jurar el cargo hoy, ha sido el mayor regalo que podría recibir.
Francisco Ruiz ¿Qué puedo contar de mi amigo Pachi? Pachi es uno de esos tíos que creías que ya no existen sino en libros y películas. Y cuando lo conoces, dices “hostia, si aún quedan”. Y entonces, si no eres un psicópata, llegas a un punto en el que sientes vergüenza de ti mismo por no ser quien debes ser, y tratas de ser mejor persona. Pachi tiene dos filtros. El primero es el bien y el mal, que es el juicio de lo que le rodea, y su segundo filtro es lo correcto y lo incorrecto. Lo correcto es como debes actuar tras la resolución de ese juicio inicial. Sencillo y complicado a la vez. Pachi es un tío que siempre hace lo que hay que hacer, y siempre ataca al mal. Con todas sus consecuencias. Si hubiera vivido en la edad media estaría con su espada protegiendo de bandidos a los peregrinos que quieren expiar su mal, y siglos después, habría sido capitán de los tercios. Es de esos tíos que, lo pongas donde lo pongas, y en la época que lo pongas, será un héroe. Gracias Pachi.
A Ana María y a Mari Carmen tuve la desgracia de conocerlas más tarde. Digo la desgracia porque me habría encantado conocerlas antes. Han demostrado ser punteras en su profesión, de trato exquisito, y parte de una élite cultural que necesita la asamblea. Las chicas de Vox vienen pegando fuerte, con la gallardía que solo una mujer de verdad puede demostrar. Os aseguro que van a hacer un trabajo inmejorable. Y José María Rodríguez Ruiz. Que voy a decir de mi