“Susto o muerte” el Halloween del PSOE

PSOE

Semanas llevamos oyendo y hablando de la amnistía y, por lo tanto, semanas llevo reflexionando sobre ella. Su conveniencia, su justificación, su sentido, abordando el asunto desde una perspectiva más filosófica e ideológica que pragmática. Y todas las perspectivas desde las que abordo el tema, están ya alumbradas por la sensación primera de no estar de acuerdo.

Y a pesar de todo lo escuchado por parte de los principales actores de mi partido, actuales dirigentes, en los que se ha depositado la responsabilidad de organizar las estrategias, sigo estando en desacuerdo.

Me consultan a partir de hoy como militante y mi respuesta ha de ser en consecuencia, negativa.

Un no, a una amnistía de la que desconocemos alcance y términos. Un no, aunque sea salirme del rebaño. Un no, aunque pueda ser por no ver tan lejos como el resto. Un no, aunque lo pueda usar la derecha. Un no, porque es lo que me dice ese sentimiento que tengo dentro desde el principio y al que quiero seguir siendo fiel. El mismo sentimiento que me llevó a no apoyar a Pedro Sánchez frente al otro candidato, sea cual fuera este, Susana o Madina.

Sólo hablo cuando me preguntan, me preguntaron en las primarias y hablé, no sin polémica, y me preguntan ahora y vuelvo a hablar. En todo el tiempo intermedio, mi silencio y participación puntual cuando he sido requerido, ha sido la máxima lealtad que podía ofrecer a la organización en la que aún permanezco. Aunque algunos maniobraran en tiempos pasados para echarme cuando el “caso EMVICESA” y luego esos mismos, sean incapaces de reconocer que el PSOE es el único partido no involucrado gracias a los que estuvimos en esa época, pero ese es otro asunto.

Así que, si hablo ahora es para expresar y dar a conocer el sentido del voto que me piden. Y argumentarlo.

Estoy en desacuerdo con que nos disculpemos como Estado frente a quienes lo tensionaron. No puedo estar de acuerdo con pedir disculpas a quienes, unilateralmente y sin provocación real, quebraron la convivencia y asaltaron las calles.

Las decisiones de los gobernantes han de contribuir a construir un Estado generoso y reconciliador pero también fuerte, no a devaluarlo hasta tal punto que lo conviertan en un Estado pusilánime.

La amnistía sin el concurso previo de la Justicia es un gesto exagerado, inaceptable y equivocado, especialmente cuando los amnistiados no van a reconocer el gesto como un punto y final a sus pretensiones, sino más bien como un acicate y refuerzo ideológico e incluso emocional a sus estrategias pasadas. El indulto fue la fórmula que recogía esa generosidad y reconcilio, la amnistía será todo lo contrario.

La calle es lista y la calle sabe perfectamente que buscamos el Gobierno de la nación. La estrategia de presentar el acuerdo programático con Sumar, es para que la calle entienda que se quiere el Gobierno, a toda costa, pero para llevar a cabo medidas de fuerte carácter social y de interés general.

Y ese es el especial “susto o muerte” del Halloween que tenemos encima los militantes socialistas. O callamos y apoyamos para que se pueda hacer Gobierno y así llevar a cabo las reformas y medidas pactadas, o nos alineamos supuestamente con los postulados de la derecha y ultraderecha.

Pues rompo ese esquema mental, y digo, que un militante lo es si es crítico y con capacidad de análisis, de lo contrario deja de ser militante para convertirse en exclusivamente un seguidor. Y yo no he seguido nunca nadie que no me haya convencido previamente, aunque los dos pudiéramos estar equivocados.

Pedro Sánchez convenció a la militancia y al pueblo español de que la justicia era el camino para los desafiantes independentistas catalanes y ahora, no convence que diga lo contrario.

Feijoo, falló su investidura, Pedro Sánchez no tiene números sin la amnistía, ¡vamos a elecciones! Eso es lo que me gustaría. Ponerme la camiseta del PSOE y salir a la calle a convencer a la gente que un candidato que tiene claras sus líneas rojas, que actúa coherentemente con sus posicionamientos más ideológicos y que tiene las políticas sociales y de desarrollo en el centro de su agenda, es el mejor candidato posible para recibir un respaldo masivo que nos saque de este bloqueo.

Pero eso es una utopía, ni va a haber elecciones ni parece valer la camiseta del PSOE que yo tengo.