El problema demográfico de Ceuta
Año tras año aparecen el envejecimiento, la falta de oportunidades para los jóvenes ceutíes, el fracaso de la planificación urbana de nuestra ciudad y los movimientos migratorios de personas que se marchan a la península, convirtiendo en un riesgo que afecta al crecimiento económico de Ceuta.
Las medidas, por parte de las instituciones ceutíes para frenar este gran problema, han sido nulas. La generación de nuestros jóvenes y sus expectativas se han visto truncadas, siendo la precariedad un rasgo definitorio de este colectivo que ve con mucha dificultad su inserción activa al logro de un puesto de trabajo para poder emanciparse.
Otro de los rasgos que han marcado durante muchos años, son problemas estructurales de población derivados del emplazamiento de nuestros jóvenes para poder formar una familia. Entre sus causas están la prolongación de los estudios, una incorporación más tardía a un mercado laboral discontinuo y por ende el retraso de la edad para poder emanciparse. Por otro lado, las bajas tasas de natalidad que padece el país, se han ido agravando con las últimas crisis económicas que hemos ido padeciendo, dando lugar no solo a que una pareja se plantee tener su primer hijo, sino que la tendencia, se ha dirigido a la determinación de no tener ninguno.
El hecho de ser padre o madre se ha convertido en un factor de riesgo económico, siendo especialmente vulnerable a la pobreza y exclusión social de aquellos hogares monoparentales con uno o más niños dependientes, por lo que ya va siendo hora de que algún partido político en nuestra ciudad, incluya políticas orientadas a que nuestros jóvenes además de optar a un puesto de trabajo, puedan tener la oportunidad de formar su propia familia.
Los problemas a los que se enfrentan los jóvenes en la formación de familias, están teniendo consecuencias directas sobre nuestra sociedad, por lo que hay que trabajar en una búsqueda de soluciones, porque la tasa de envejecimiento se multiplica generando una grave incertidumbre en cuanto a la sostenibilidad del sistema de bienestar.
Es evidente que las ayudas existentes actualmente para paliar esta situación son insuficientes, pero la realidad no solo se puede solventar con las mismas, sino más bien, se deberían incrementar partidas presupuestarias para educar a nuestros jóvenes en el cómo proceder para que ellos sean autosuficientes, sin tener que depender de estas subvenciones económicas.