El precio del sufrimiento de Ceuta
Todo lo sucedido el pasado día 18 de mayo en Ceuta, es un hecho que marcará un antes y un después con Marruecos, debido a que los ceutíes se sintieron inseguros y abandonados por el Gobierno de España. Como siempre con el sufrimiento de las personas los dirigentes quieren callar una realidad con dinero por delante, que procede de la Unión Europea, e intentan tapar lo ocurrido aquí, 10 millones de euros ni más ni menos.
Nuestra ciudad necesita de una vez por todas ser respetada, primero por sus dirigentes y luego por todos los altos cargos que nos han visitado y por supuesto que valoramos el que se preocupen por nosotros, pero no como siempre..., tarde. Lo que tienen que tener claro estos políticos es que Ceuta no es moneda de cambio y no deberían haber esperado tanto a venir, dando lugar a lo sucedido.
Como ceutí me pregunto cómo es que se ha permitido que nuestra ciudad se convierta en un CIE de 19 kilómetros cuadrados, pero sobre todo quién se beneficia de esta situación y qué piensan hacer con las más de 3000 personas que deambulan por la ciudad, porque nuestras policías no cuentan con protocolos claros para saber cómo actuar ante este problema tan grave, al encontrarse con las manos atadas sin posibilidad de maniobra, quedando totalmente desamparados.
Con todo lo que sucede y sigue sucediendo, es muy preocupante que aún se estén planteando el considerar si incluir a Ceuta en la Unión Aduanera y en el espacio Schengen. No se tendría ni que pensar, debería estar más que claro porque es necesario para el crecimiento económico de esta ciudad que está considerada junto con Melilla, de las más pobres con desigualdades sociales tales como, desempleo juvenil, un alto índice de alfabetización, coberturas sociales que no cubren ni lo más básico y así un largo etcétera.
Sobre mi posición con respecto a Marruecos, después de los fracasos de la diplomacia de nuestro país, el único movimiento que nos queda por hacer es que su majestad el Rey Felipe VI hable personalmente con su homólogo en Marruecos para comprobar si aún existe posibilidad alguna de que las relaciones vuelvan a fluir, aunque ya nada sería igual. En el caso de que esto no se solucionara, personalmente adaptaría la misma posición que el presidente Adolfo Suárez, político de vocación y persona de estado, tomó cuando corría el año 1978, cuando existía una crisis de extrema gravedad, donde Suárez con actitud valiente dejó muy claro y desafiante su posicionamiento sobre Ceuta y Melilla. En aquella época Marruecos tenía como aliados a Francia y a Estados Unidos y aun así resolvió el conflicto.