Señor Iglesias, su sillón a costa del auge del fascismo
Ahí lo tiene señor Iglesias. Ya puede usted dormir tranquilo. Sus kilo y medio de ministerios por el auge del fascismo. Su ego por nuestra pesadilla. Probablemente el avance del fascismo en España haga posible su sueño obsesivo. Usted y su pareja tendrán, posiblemente, un par de sillones en el nuevo Ejecutivo. Seguro que mientras usted se reafirma a sí mismo y esta noche se sienta satisfecho frente a la chimenea en su mansión de Galapagar, con jardinero, nurse, y servicio incluido, mucha clase trabajadora precaria y no precaria y muchos progresistas en este país aborrecerán su arrogancia y ambición desmedida. Empezando por los que un día fueron sus compañeros y le abandonaron por ególatra y autoritario.
La fuerte caída de sus votantes se lo dice claro, pero usted no les escucha. Su política ególatra ha dilapidado millones de votos, que se le han ido marchando, a millón por repetición electoral que usted provoca. De los 71 escaños que pescó de forma «oportunista», eso no se le puede negar, al 15-M, pasó a 42 a medida que iban descubriendo quien es usted. Engulló y destrozó lo que quedaba de la digna IU -atrapada en deudas que usted asume para tener a Garzón ahí- y perdió otro millón de votantes. Después se quedó en 3,7 y ahora a 3 millones y raspando. O lo que es lo mismo de 71 escaños ha pasado a 35. Pero usted siempre asume los malos resultados… en la espalda de otro. Como cuando le culpó a Echenique, le degradó y después le mandó a negociar, y dar plantones a las ministras socialistas que no daban crédito a la falta de seriedad, respeto y la indignidad política de sus emisarios
Mientras tanto, el PSOE resiste el hartazgo que usted provoca, de 84 escaños pasó a 123 y ahora a 120. De 84 a 120 escaños, la ecuación es bien diferente ¿no le parece? A cuenta de su bloqueo insensato y suicida, en España se han reorganizado nada menos que varios millones de fascistas con 52 escaños en el Parlamento. Muchas gracias señor Iglesias, no tenemos palabras para usted. La emoción negativa atenaza nuestras gargantas. ¿De verdad no tiene nada que repensar? Se lo dice quien fuera uno de sus lugartenientes, Ramón Espinar, se lo dice Bescansa, se lo dice Errejón, se lo decimos tantos y tantos. ¿De verdad seguirá insultando nuestra inteligencia y culpando todo el tiempo a otros de haber bloqueado CUATRO veces la formación de un gobierno ganador, un gobierno progresista al que han votado los españoles?
Nos ha demostrado que los intereses de las clases trabajadoras, a las que usted ya no pertenece, pero de las que se erige representante y portavoz, bien poco le importan. De toda la vida, los votos que la ciudadanía “presta” a un político, éste los suele utilizar para conseguir mejoras para sus parroquianos. Así lo han hecho siempre los partidos que han apoyado gobiernos para facilitar la gobernabilidad porque no tenían mayorías absolutas. Esto, que se llama fairplay y normalidad parlamentaria se acabó con su llegada. Usted no. Usted ha traído aparejado a su soberbia, el bloqueo y la moda -en la democracia española- de que los votos son suyos, suyos personales, y por tanto se los va a cobrar a precio de kilo de ministerio para usted y su pareja. Qué vergüenza es esa que los medios de la derecha apoyan, permiten y jalean. ¿Nos hemos vuelto locos o qué?
Usted ha ido dilapidando votos y está utilizando los que le quedan de forma egoísta para conseguir ese tan ansiado sillón para usted y su esposa, incapaces de la más mínima humildad y de asumir que tienen, entre ambos dos, cero experiencia en gestión y pretenden nada menos que sentarse al lado de gente con una trayectoria y reconocimiento internacional en sus ámbitos como Nadia Calviño, Pedro Duque, Josep Borrell…, y en general todo el Consejo de Ministras y Ministros. No quisieron presentar a gente de nivel y experiencia del entorno de Unidas Podemos. Tenían que ser ustedes en su propia persona. No quiere admitir, aunque presumo que muchos de los suyos se lo han dicho, que no solo -usted y su pareja- no están a la altura, sino que España no se merecía este parón, esta angustia, esta crispación en uno de sus peores momentos -por la crisis catalana, entre otros- y sobre todo, la sociedad española no se merecía este extraordinario balón de oxígeno para la derecha y la ultraderecha, que las ha dado gracias a su tozudez enfermiza.
El partido socialista, incluso en estas condiciones de hastío que usted ha provocado en las izquierdas, ha vuelto a ganar por tercera vez consecutiva las elecciones. La fuerza socialista resiste y hemos escuchado a Pedro Sánchez, el más votado, el político mejor valorado según TODAS las encuestas -de izquierdas y derechas- entonar un mea culpa. Admitir que, aunque le ofreció a usted una vicepresidencia y tres ministerios, que usted rechazó, «una parte de culpa siempre tiene quien no es capaz de convencer al socio”. Pero es que con un socio que no se ha apartado un milímetro de su posición inicial de delirio de grandeza, que está dispuesto al bloqueo y repetir elecciones por conseguir “un poco más todavía de lo que le ofrecen”, con un socio así, es difícil llegar a acuerdos.
Ahora esperan los votantes de izquierdas que usted haya aprendido, no de política de negociación, para la que usted es nefasto porque ha demostrado que confunde el chantaje con negociación, como hicieron en La Rioja ¿recuerda?, sino al menos de la lección que sus propios compañeros cofundadores de Podemos. De ocho solo queda usted y Echenique, y sobre todo a ver si realmente aprende algo de sus votantes, que también le van dejando cada día más solo. Ha tenido una caída, un hundimiento diría, de 72 a 35, y todavía, los progresistas agradecemos que no le haya pasado lo mismo que a Rivera porque entonces Abascal sería hoy presidente, Casado vicepresidente, Ortega Smith ministro de Interior, Monasterio ministra de Familia, y una serie de horrores que es preferible no imaginar.
Ahí lo tiene, su kilo y medio de ministerio que cada vez vale menos votos progresistas y más el sacrificio de una España a la que usted una vez tras otra chantajea rompiendo las reglas del juego democrático. Señor de Galapagar ¿le ha valido la pena? A la inmensa mayoría de los progresistas que nos hemos pronunciado el pasado 28A y este 10N en las urnas, No. Sé que no lo va a hacer, pero si usted abandonara la política, de los aproximadamente 22 millones de ciudadanos que este 10N depositaron su voto en las urnas, al menos trece millones dormiríamos más tranquilos. Es usted la pesadilla de las y los progresistas sensatos y generosos. Tiene cero sentido de Estado y de País. Pero sobre todo, usted ha sido una Lotería caída del cielo para la derecha, que estaba arrinconada y para la extrema derecha que se ha envalentonado gracias a autoritarios como usted en la otra banda.
Una gran parte de responsabilidad de esta deriva política de bloqueo infinito y auge de la derecha, también la tienen otros dos protagonistas por su falta de lealtad y sentido de Estado, Casado y Rivera. De ellos se ha hablado y se habla sobradamente desde estas páginas. Pero eso da ya para otro capítulo. De momento, uno de los dos que venían a «regenerar» la política dimite hoy, el día siguiente a su hecatombe. Rivera se obsesionó con Sánchez, la banda de Sánchez, la habitación del pánico. Y se abrazó a la extrema derecha habiéndose podido abrazar a los socialdemócratas. Veremos el día en el que Iglesias también sea, como dice una colega de El Mundo, citando a un clásico: «destino de su carácter».