Pobres, parados y trabajadores precarios, son las víctimas de Ceuta
La desigualdad social es la seña de identidad por excelencia de Ceuta. La hegemonía política del PP durante veinte años (ahora agudizada por su pacto con la extrema derecha), ha ido consolidando un modelo de sociedad tan injusto como amorfo, en el que una parte de la sociedad, representada en su inmensa mayoría por empleados públicos, vive muy cómodamente en hiriente contraste con amplias capas de la población que sufren condiciones vida muy severas. Hay un tercer colectivo integrado por quienes disfrutan de un empleo precario de escasa calidad (tanto por su temporalidad como por sus bajos salarios). A esta estratificación socioeconómica es preciso añadir la evidente connotación étnica que caracteriza cada uno de los sectores descritos. Así hemos sobrevivido las últimas décadas. Un modelo de Ciudad radicalmente injusto, sostenido sobre un frágil equilibrio que incitaba a contener la respiración.
Desde hace aproximadamente dos años, vivimos en un nuevo escenario. Marruecos ha decidido alterar el “status quo” en el que se desarrollaban las relaciones económicas en el espacio fronterizo. Desde verano de dos mil dieciocho viene aplicando un plan de “saneamiento” de la frontera cuyas consecuencias para el sector privado de la economía de Ceuta son indiscutibles. Nos encontramos actualmente en un momento álgido de esa estrategia de “asfixia a Ceuta” que ya, ¡por fin!, las autoridades locales empiezan a reconocer. Empresarios y trabajadores tiemblan ante un oscuro panorama cargado de incertidumbre. Son centenares, acaso miles, los ceutíes que ven peligrar su modo de ganarse la vida. Las relaciones económicas con Marruecos sostenían una parte muy importante del empleo de Ceuta en el sector privado. Ya fuera, legal o clandestino. Este débil entramado se está desmoronando por completo.
Porque es preciso hacer constar que el único actor de este complejo conflicto que no está cumpliendo con su papel es Ceuta (tanto sus ciudadanos como sus instituciones). Marruecos está defendiendo sus intereses como país. Quieren anexionarse Ceuta y Melilla. Piensan que han elegido un momento idóneo para avanzar en su reivindicación escenificando ante la opinión internacional que Ceuta y Melilla son colonias anacrónicas sostenidas artificialmente. Parece que los hechos avalan que han acertado en la elección del momento. El estado español (independientemente del Gobierno que esté al frente) hace mucho tiempo (cuando calificó a Ceuta y Melilla como “cuestiones de Estado”) que estableció un orden de prioridades inmutable. Entre la colaboración en la contención de la inmigración y el control del terrorismo yihadista; y los intereses de Ceuta y Melilla… “no hay color”. España no va a entrar, bajo ningún concepto en un conflicto con Marruecos por defender 170.000 españoles de Ceuta y Melilla.
Pero, ¿Y Ceuta? ¿Cómo ha respondido Ceuta? Esto es quizá lo más llamativo y doloroso. La crisis que estamos padeciendo es muy dura y será prolongada; pero los empleados públicos están tranquilamente blindados, sus nóminas van del Tesoro al Banco sin pasar por “zonas conflictivas”. Las víctimas auténticas son los pobres, los parados y los trabajadores precarios (legales e ilegales) cuyos medios de vida se están evaporando sin vislumbrar esperanza alguna y sin que nadie se ocupe de implementar medidas paliativas.
Caballas sometió a la consideración del Pleno una propuesta para exigir al Gobierno de la Nación un “Plan de sostenibilidad del empleo”. Obtuvo un solo voto. El nuestro. Pero no porque el resto de los grupos optara por otra alternativa. No había, no hay nada más. El Gobierno se despliega por donde puede reclamando “sus” 7,2 millones. No escatima esfuerzo en ello. Reclama “su” dinero para poder pagar sus lujosas farolas, su feria de las vanidades, su orgía del despilfarro, su infame chantaje social… ¿Han oído al Gobierno algo relativo al sufrimiento de los cientos, acaso miles, de ceutíes que ya no pueden llevar salario alguno a su casa? Sus protestas son oportunistas, interesadas, insolidarias, cínicas y huecas. En realidad, no les importa nada. Ellos están en el bando bueno. Allí donde nunca pasa nada.
Si Ceuta era la capital de la desigualdad, ahora se está convirtiendo en el infierno de la desesperación para cientos, acaso miles, de familias literalmente abandonadas a su (muy mala) suerte. En muy breve espacio de tiempo habrá en Ceuta muchas personas que ni siquiera puedan comer. Ya que somos incapaces de plantar cara a este tsunami. Ya que nos vemos impotentes para revertir la situación. Ya que no somos capaces de articular una respuesta colectiva. Ya que somos incapaces de unirnos para defender los intereses de esta tierra y de sus gentes. Ya que somos incapaces de ofrecer alguna luz en la terrible oscuridad. Vamos, al menos, a procurar que todos los ceutíes puedan cubrir sus necesidades básicas. Por ello, en la próxima sesión plenaria, propondremos que se inicien los estudios (cuantía, beneficiarios, requisitos, financiación, etc), en el seno de una Comisión en la que participe además de la Ciudad la Administración General del Estado y los agentes sociales, para implantar la Renta Básica en Ceuta a partir de año 2021.