Estudio psicológico sobre la afectación causada por el covid entre los sanitarios de Ceuta
Los miembros del GIPEC Antonio Cabrera Rada y Francisco Javier García Núñez son los autores del estudio.
El Colegio Oficial de la Psicología de Ceuta (COPCE), a través de su departamento de investigación, formado por algunos miembros del GIPEC (Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes), ha concluido un estudio sobre la afectación psicológica que la situación de emergencia sanitaria por COVID-19 ha causado entre el personal sanitario de nuestra ciudad. Para ello, se ha llevado a cabo una encuesta dirigida a 141 profesionales sanitarios (entre médicos, enfermeros, auxiliares y celadores) realizada desde el 1 al 30 de junio de 2020, coincidiendo con la cuarta fase del desconfinamiento y el final del estado de alarma. Se trata de un intento por obtener datos que orienten futuras acciones como profesionales de la Psicología, optimicen los recursos disponibles y mejoren la salud mental de los intervinientes que trabajan bajo un intenso estrés, y se someten a situaciones de alto impacto emocional en situaciones de emergencia sanitaria.
Concretamente, el estudio mide, entre el antes de la pandemia y la nueva normalidad, el nivel de cambio de ciertos estados psicológicos, síntomas físicos, hábitos, conflictividad, síntomas psicopatológicos y grados de afectación que han padecido los profesionales sanitarios. Se recogen también las distintas maneras con que gestionaron dichos cambios y se valora la necesidad de atención psicológica que sintieron durante las fases previas al fin de la desescalada. Por último, se identifican diferencias estadísticamente significativas en estos cambios y gestiones debidas al sexo, a la edad y al riesgo de contagio autopercibido en el puesto de trabajo.
Los resultados más relevantes pueden resumirse en los siguientes puntos:
- Respecto a la información sociodemográfica, el 71,6% de los respondientes fueron mujeres. La media de edad se sitúa en 45,25 años, pero los valores más frecuentes oscilaron entre 51 y 55 años (15,6%).
- A nivel laboral, el 74,5% trabajaba en centros sanitarios públicos (entre hospitales y centros de salud). El 86,5% lo abarcaron profesiones puramente sanitarias como enfermeros, médicos, auxiliares de clínica y celadores. Y el 95,7% percibió algún riesgo de contagio en sus puestos (79,4% entre bastante, alto y muy alto).
- El 98,6% reconoció sentirse más preocupado (80,8% entre bastante y mucho), el 85,1% más inseguro (61,7% entre bastante y mucho) y el 67% dijo sentir más confusión (la mitad de ellos entre bastante y mucho).
- En cuanto a la gestión de estos estados psicológicos, el 92,8% los compartió con los compañeros de trabajo (55,3% a menudo o a diario) y, en la misma proporción, con otras personas cercanas fuera del entorno laboral.
- El conocimiento sobre la existencia del servicio de atención psicológica fue nulo o escaso para el 67,4% de los sujetos. El 99,3% nunca lo usó por considerarlo poco necesario para ellos en esos momentos (79,8%), por temor a posibles consecuencias laborales (13,5%) o por evitar preocupar a sus seres queridos (5,7%). No obstante, están de acuerdo en la conveniencia de disponer de un servicio de atención psicológica específica para el personal sanitario en un 98,6% de los casos.
- Respecto a la necesidad de atención psicológica, el 54,6% declaró haberla necesitado. Además, el 83% declara que, posiblemente, necesitará algún tipo de atención psicológica a medio o largo plazo (un 34,7% manifiestan bastante o mucha necesidad).
- Por sexos, las mujeres se sintieron más inseguras, más tristes o decaídas, más cansadas y agitadas que los hombres. Aumentaron más el consumo de tabaco y se sintieron más afectadas en el plano personal, pero no así en el ámbito laboral. Además, los hombres no usaron el servicio para no preocupar a sus seres queridos, mientras ellas se reparten entre la creencia en su inutilidad, la innecesaridad y el temor a posibles consecuencias laborales. Sin embargo, hombres y mujeres no difirieron en el aumento de síntomas psicopatológicos, en la forma de gestionar sus estados psicológicos, en la necesidad de atención psicológica, ni en sus opiniones sobre el servicio habilitado.
- Por edades, las personas mayores de 65 años sintieron menor preocupación, inseguridad, irascibilidad y temor respecto al resto de franjas de edad, correspondiendo los aumentos más notables a los sujetos de edades intermedias (35-55 años) y a los más jóvenes (18-25 años). También los de edades intermedias y de prejubilación (61-65 años) padecieron más agitación, problemas de sueño, estrés, ansiedad y síntomas depresivos que el resto de franjas. Por último, hubo mayor necesidad de atención psicológica sobre todo a partir de los 45 años, pero quienes más la necesitarán en un futuro cercano son los adultos de 35 a 45 y los mayores de 65.
- Finalmente, a mayor riesgo de contagio autopercibido, mayor inseguridad, miedo o temor, tristeza o decaimiento, cansancio, problemas de sueño, agitación, irascibilidad, estrés, ansiedad, afectación personal y laboral, y mayor apuesta por la instauración de servicios de atención psicológica específicos para el personal sanitario.