Iglesias dinamita por segunda vez un gobierno de izquierdas y frustra a nacionalistas y progresistas

LHD

La abstención de Iglesias y su grupo Unidas Podemos, al no haber obtenido las carteras ministeriales y competencias exigidas por parte del partido socialista y su líder, Pedro Sánchez, ha dinamitado por segunda vez la posibilidad de que un Gobierno de izquierdas pueda ser conformado a pesar de que el Psoe ha ganado ampliamente las elecciones del pasado 28 de abril. Como en 2016, el Congreso ha tumbado la investidura de Sánchez. El PSOE, logró el apoyo de 124 diputados, los 123 del PSOE más el cántabro del partido de Revilla, y la abstención de ERC, PNV, EH Bildú y Unidas Podemos.

La accidentada negociación del Psoe y Pedro Sánchez, con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, acabó en fiasco y con ambos partidos acusándose de deslealtad y de ambiciones desmesuradas. Sin sus 42 escaños, el resto de posibles socios optaron también por votar en blanco. Sánchez, en su discurso inicial acusó directamente a Iglesias y Unidas Podemos de no moverse de sus exigencias iniciales, además basadas básicamente en las carteras ministeriales y las competecias de las mismas.

"El problema nunca fue el programa, -dijo sin ambages Sánchez- El problema fueron los ministerios siempre". Y antes de esto, el escollo fueron los nombres que deberían ocupar la vicepresidencia. Una vicepresidencia que primero tendría que recaer en el propio Iglesias y cuando Sánchez dijo no, Iglesias echó unos pasos atrás, pero solo para tomar carrerilla y aumentar la apuesta: "Entonces la exigencia", que los socialistas han mostrado tener por escrito en un documento entregado por UP- "ya era una vicepresidencia para Montero y cinco ministeriosde embergadura, que entre todos acaparan la totalidad de los ingresos y mas de la mitad del gasto", según explicaron dos de las ministras del equipo de negociación socialista, Carmen Calvo y Maria Jesús Montero, en diferentes medios de comunicación y que luego ratificó la portavoz y vicepresidenta socialista Adriana Lastra, que se lo espetó a la cara a Iglesias, en el hemiciclo desafiandole a que lo negara ya que a ella misma, la tercera negociadora de un equipo al que nunca, por parte de Unidas Podemos, obtuvo replica con otro equipo equivalente por parte de Podemos.

Como suele ser habitual en Iglesias, en el último minuto, y ya dentro del hemiciclo, se descolgó con una "ultimísima" oferta desde la tribuna, "renunciar al ministerio de Trabajo, a cambio de que le otorgaran las políticas activas de empleo". Propuesta acogida con sorna por el PSOE, debido a que tuvieron que explicar al lider morado, que desconocia totalmente las competencias de Trabajo, ya que las políticas activas de Empleo estaban trasnsferidas a las Comunidades Autónomas. "El señor Iglesias tiene un problema y es que no admite que no ha ganado las elecciones. Pide Trabajo e ignora sus competencias, como quiere conducir un coches si no tiene volante", le dijo Lastra. El ambiente que quedó entre ambos partidos es de frustración in crescendo, y Lastra, al igual que Rufián quedaron a borde del llanto, mientras el líder morado, se sentaba en su trono con aires de victorias. "De mi no se va a reir nadie", había dicho el dia anterior. A partir de hoy, según reconoció Sánchez, "empieza a correr el plazo para nuevas elecciones".

"Se cierra el encargo que tuve el honor de recibir del jefe del Estado", dijo Sánchez su intervención ante el pleno. Antes de la votación, ya el presidente y la propia Lastra, auguraban un previsible fracaso. El presidente en funciones daba, salvo milagro o sorpresa máxima, por hecho que no habría una segunda ronda de negociación. El PSOE se ve abocado ahora a sumir el esfuerzo por cerrar en dos meses las heridas creadas en la negociación con Podemos y conseguir un acuerdo en septiembre. Una fecha inadecuada ya que se acercará la sentencia del procés.

Los votos quedaron de la siguiente forma, Sánchez recibió 124 votos a favor (los de su grupo y el PRC), más las abstenciones de Unidas Podemos, ERC, PNV, Bildu y Compromís y el no de PP, Ciudadanos, Vox, Navarra Suma y Coalición Canaria y JxCAT.

."El programa de Gobierno siempre fue una cuestión muy secundaria para usted, señor Iglesias", repitieron los diferentes socialistas, desde el presidente Sánchez, hasta Adirana Lastra, y a la salida de la votación, el diputado Rafael Simancas. "El problema fueron los ministerios. Quería entrar en el Gobierno para controlar el Gobierno. Con su propuesta, controlaba el 100% de los ingresos y el 50% del gasto y es la cuarta fuerza parlamentaria de la Cámara". Los socialistas aplaudían con rotundidad y se pusieron en pie un par de veces. El PSOE parecía una piña.

Días anteriores el propio Iglesias había acusado a Sánchez de ofrecerles solo ministerios ornamentales, de "humillarlo primer con su veto y después con el reparto de carteras". "Iglesias fue rechazando las propuestas una tras otra. Hasta cinco ofertas, en la última los socialistas pusieron sobre la mesa la vicepresidencia y tres ministerios de embergadura, Igualdad, Vivienda y Sanidad. Además de competencias amplias en muchos campos como Cooperación, Agenda 2030, Economía Social, Universidades, Cultura, Ciencia, Agricultura". "¿Es humillante ser ministro del Gobierno de España? "Les hemos ofrecido una propuesta respetuosa, correcta y sensata".

Desde la tribuna, Sánchez respondió a la frase de Iglesias que había dicho que si quería ser presidente era ahora o nunca. "Si para ser presidente del Gobierno tengo que renunciar a mis principios, si tengo que formar un Gobierno que no será útil a mi país, entonces usted está en lo cierto: no seré presidente ahora. Si me obliga a elegir entre la presidencia del Gobierno de España que no serviría y mis convicciones, elijo mis convicciones". Sánchez el resistente era Sánchez el épico, el que dejó el escaño en 2016 para no abstenerse en la investidura de Rajoy. Estaba en marcha el juego de la culpa, quién aparece ante los españoles como responsable de una repetición electoral. Hay dos meses para un acuerdo pero el ambiente en el Congreso era sombrió ante esa posibilidad.

Iglesias subió a la tribuna e hizo una pausa dramática antes de pedir a Sánchez respeto: "Le pido que reflexione si cree que las últimas semanas se ha referido a nosotros con el respeto que debería tener hacia un socio del Gobierno. Le pido que lo reflexione". "Es muy difícil negociar en 48 horas lo que no se ha negociado en 80 días". La bancada de Unidas Podemos aplaudía con un entusiasmo mucho menor de lo que los socialistas a Sánchez. Iglesias ha generado reticencias en partidos como IU, que mediaron hasta el final, sin éxito, para lograr un pacto. Alberto Garzón, por ejemplo, aplaudía con evidente desgana.

Iglesias recordó el veto personal "sin precedentes" que le impuso Sánchez y cómo algunos socialistas le advertían en privado de que estaba siendo humillado. "Lo único que pedimos son competencias, no sillones". Tenía guardada una última bala. Como sorpresa final, ofreció renunciar al ministerio de Trabajo a cambio de gestionar las Políticas Activas de Empleo. Afirmó que era una recomendación de un veterano socialista,cuyo nombre no desveló, le había aconsejado para lograr ablandar la negociación. "Le hago desde aquí una nueva propuesta. Renunciamos al ministerio de Trabajo si nos ceden las políticas activas de Empleo en este país".

Los socialistas se removían incrédulos. Borrell alzaba los brazos y Sánchez negaba levemente con la cabeza. Pero inmediatamente sacaron móviles todos: Sánchez, Calvo y Borrell. En la tribuna, el jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, también pasó a teclear encorvado sobre su teléfono. Pero no hubo giro dramático. En el turno de la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, le explicó que esta oferta lo único que denotaba era la ignorancia de Iglesias sobre el ministerio de Trabajo. Lastra le dijo: "¿Sabe que las políticas activas de empelo están transferidas a las comunidades? Quiere dirigir un ministerio sin conocer sus competencias. Quiere conducir un coche sin saber dónde está el volante""Se pueden perder las elecciones pero no el alma y no vamos a perder nuestra alma". Significativamente, los diputados del PSOE aplaudieron esas andanadas. IU, que había pedido un receso a Batet para intentar un último acercamiento, lo desestimó en ese momento. En los cinco minutos antes de la votación casi nadie se movió de su asiento.

Rufián, el tercer invitado necesario para esta investidura con los 15 diputados de ERC, pidió sacar el acuerdo ya. "Septiembre nos complica a todos la vida", en alusión a la sentencia del procés, prevista para otoño. Rufián hizo de relator y repartió culpas. "Señor Sánchez, fue un error el veto a Iglesias que solo ha subido el precio". "Señor Iglesias, tienen cuatro años y les dan cuatro ministerios. Es fantástico. Tómenlos y demuestren que son mejores en unas elecciones en cuatro años". Rufián advirtió a ambos: "Se arrepentirán. No se trata de ver quién lo explica mejor. Se trata de que nos meterán en el mismo saco a todos. La gente lo único que ve es a la izquierda perdiendo una vez más. Soy de izquierda y llevo en el ADN la derrota y hoy vuelvo a perder". JxCAT votó en contra y ERC quiso dejar claro lo que le puede costar en Cataluña esa abstención.

Los nacionalistas estaban deseando que Sánchez pudiera formar Gobierno, especialmente en minoría y con Podemos dentro. Aitor Esteban (PNV) criticó el sistema de negociación, en la que el PSOE dejó pasar los primeros meses de negociación. Pero no perdió ocasión de recordar a Iglesias y a su equipo que "no estaban preparados para gobernar porque no tenían experiencia". A Iglesias le señaló personalmente por sus exigencias de ministerios. "Su tozudez ha estado a punto de suponer una quiebra entre IU y Podemos que al final no se va a escenificar aquí". Esteban criticó que Podemos pidiera Transición Ecológica, el ministerio que regula a Iberdrola, contribuyente en el País Vasco y que en el Congreso siempre ha tenido al PNV como enlace. Esteban reclamó seguir la negociación en agosto. "Todos tenemos que reflexionar sobre cómo se ha desarrollado la negociación". El PNV estaba por el sí pero se abstuvo porque "el procedimiento no ha creado las condiciones necesarias".

Esteban criticó que la negociación fue mal desde el principio. Sánchez, con la connivencia de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, dejó pasar casi tres meses desde las elecciones a la investidura. Era un plazo amplísimo que sirvió para que Ciudadanos sufriera bajas y presiones pidiendo la abstención pero que apenas se utilizó para negociar. Solo cuando Sánchez pidió en público el paso a un lado de Iglesias y cuando este lo aceptó comenzó el juego de verdad.

Eso fue el viernes por la tarde, con la primera votación prevista para el martes. El avance de las negociaciones se podía medir por el ruido en twitter. Cuando los partidos apagaban los móviles, como durante el fin de semana, significaba que estaba avanzando. Cuando subía el volumen en redes y en los directos de las televisiones era para culpar al otro. El miércoles por la tarde, el volumen fue ensordecedor. PSOE y Podemos empezaron a culparse abiertamente y a airear borradores de negociación.

Para los morados, las ofertas del PSOE eran "un cascarón vacío". Para el PSOE, Podemos exigía "medio Gobierno". Escuchándolos estaban lejísimos pero leyendo los documentos que circularon la discrepancia fundamental estaba en Trabajo, una reclamación de Podemos. El PSOE, que empezó rechazando un Gobierno de coalición, ofrecía una Vicepresidencia para Irene Montero y tres ministerios: Vivienda, Sanidad e Igualdad. Este último había sido la gran cesión que arrancó el jueves a primera hora de la tarde Alberto Garzón, líder de IU, en una mediación con María Jesús Montero, ministra de Hacienda.

Casado y Rivera fueron convidados de piedra, y como afirmó Rufián, ·se estaban riendo con las orejas ante tal desaguisado de las izquierdas". Aunque Sánchez les pidió la abstención, esa estaba descartada. El líder del PP, Pablo Casado, criticó el espectáculo de la negociación, que había cambiado "la España de los transistores" por la de los móviles siguiendo la negociación en directo. La jornada tuvo muchos guiños al debate de dos días antes. Casado, que el martes acusó a Sánchez de ignorar a Podemos y a ERC, ironizó: "Cuando Sánchez despertó, el elefante morado con lazo amarillo seguía allí". Casado respondió a la petición de que se abstuviera, y sin los excesos verbales de antes de las elecciones pero con dureza, se lo negó: "Hemos sido responsable pero usted nos exigía un cheque en blanco y no lo podíamos dar". "No somos un atrezzo en su función teatral".

Albert Rivera retomó su lema de la primera sesión: "La banda de Sánchez no se ha puesto de acuerdo sobre cómo repartise el botín". "Me oponía al plan Sánchez y me sigo oponiendo. Me oponía al plan Sánchez y me sigo oponiendo. España se merece más". La presión para que se abstenga crecerá previsiblemente en septiembre, cuando pase el plazo de dos meses para convocar elecciones si no hay presidente del Gobierno.