‘Raíz y Rama’, germina en Ceuta
La vida es una hoguera constante y a quemarme en ella vine. Arder es derramar toda mi savia. Es lo que estoy haciendo aquí en Ceuta, y en todo sitio a donde voy, derramar toda mi savia para arder en la hoguera de la vida. Eso es poesía.
‘Raíz y Rama’ es una aliteración, pero ante todo es unidad y libertad. La unidad que conforma un árbol con sus raíces y sus ramas y la libertad de poder cobijarnos bajo su sombra protectora en esta, a veces, tórrida vida. El compromiso con valores universales para la humanidad es realmente el germen de esta revista. Hablar de
Podría recurrir a hacer un listado sobre los títulos y premios de la escritora, pero prefiero dejar que ella misma nos ayude a pasear por ese universo propio que nace de un plato de gachas blancas con arrope y de una madre principio de la poesía en la existencia de Isabel.
- Isabel, semánticamente la palabra poesía viene a significar “materializar el pensamiento” o “crear el pensamiento convirtiéndolo en materia”. ¿Hasta qué punto ese pensamiento materializado es eterno en tanto en cuánto el lector vuelve a convertir en pensamiento la materia poética?
¡Exacto! La poesía no deja nunca de retroalimentarse del lector. La poesía condensa el pensamiento, los sentimientos, la emoción, el impacto que se sufre por cualquier cosa. Es un instante de concentración profunda en un momento preciso. Un instante en el que te concentras en algo y se paraliza el tiempo. En definitiva, la poesía es un momento de quietud y reposo en instantes percibidos intensamente.
- ¿Puede existir la poesía sin libertad?
Sí, pero adaptada a determinados dogmas.
- ¿Podría ser más creativa?
Una mente libre puede ser muy creativa pero una cultivada que conoce unas normas estéticas posee un poso que suele ser imprescindible para transmitir ciertas ideas o sentimientos. El poeta debe condensar el impacto y nunca meter paja. Por ejemplo, Juan Ramón Jiménez buscaba la poesía pura.
- ¿Qué son las Noches Estivales?
Un alma multidisciplinar con una lámpara encendida viene a iluminar la noche. Es el número cinco de la revista ‘Raíz y Rama’ con el inestimable apoyo de Ediciones Pigmalion.
- “¿Qué supone para Isabel Villalta su visita a Ceuta?
La vida es una hoguera constante y a quemarme en ella vine. Arder es derramar toda mi savia. Es lo que estoy haciendo aquí en Ceuta, y en todo sitio a donde voy, derramar toda mi savia para arder en la hoguera de la vida. Eso es poesía. Hemos venido desde el centro de la península, acompañados de nuestro esfuerzo personal y económico para traer valores humanos, poesía. Trabajo en la formación del ser humano, de ahí “Vereda de los hombres”. Plasmar todo el empeño que hemos puesto los hombres y mujeres en la cultura. Siendo importante señalar la vertiente economicista del lenguaje. Me dedico tanto a difundir conocimientos y a invitar a otros a que también difundan su conocimiento impulsados por mí, apoyándonos mutuamente y huyendo de egolatrías y rivalidades. De las que tantas veces he sido testigo. Mi propuesta está en las antípodas de estas actuaciones. Ayer recité fragmentos de varios autores de la última edición porque el nosotros es más importante que el yo.
- Por desgracia la pandemia tiene su lugar en estas Noches Estivales ¿desde qué perspectiva?
Durante el confinamiento las instituciones se han puesto a trabajar unidas para salir de este agujero en el que nos está metiendo la pandemia. La unión hace la fuerza y eso hemos reflejado en este número de Noches estivales. Se están produciendo muchas transformaciones.
- ¿Hasta qué punto el lenguaje articula la convivencia?
El lenguaje lo es todo, es el fenómeno de la comunicación. Nos dota la naturaleza de capacidad para hablar. Nuestros órganos fonadores ahí están favoreciendo esa comunicación, bien sea para un negocio, de forma lírica para crear emoción, para estimular. Para crear mentes éticas. El filósofo Emilio Lledó, un hombre muy honesto, muy pausado, muy agradable, muy natural, decía: “La verdadera riqueza de los seres humanos es el lenguaje”. Y en más de una ocasión recalcó que la mente y los valores son importantísimos. Esto es lo que lleva a una sociedad comprometida. Nosotros por ejemplo venimos a difundir cultura, emociones, valores desde el pragmatismo de nuestro esfuerzo y la esencia de nuestro idealismo.
- ¿Qué importancia cobra el sabor macerado de la vida en tu obra?
Desde que estoy escribiendo, hace ya más de treinta años, he evolucionado muchísimo y esta evolución se ve reflejada en la confianza con las que hago las cosas. La chispa de la juventud se torna serena luz ambiental que lo impregna todo dotándolo de confianza.
- Estas Noches Estivales son un mosaico en el que cada tesela tiene entidad e identidad propias, pero ¿qué vamos a encontrar en estas páginas?
En este nuevo número hay un apartado de poesía, relatos, investigación. En concreto la investigación la hice yo durante la pandemia. Un estudio sobre la historia de las pandemias que comienza en el siglo II, yendo desde la peste antonina pasando por la viruela, el cólera, la gripe española y concluyo con una epidemia no biológica sino moral que fue la II Guerra Mundial. Esa fue una epidemia de la que surgió afortunadamente la Unión Europea. La revista lleva siempre una fotografía de sus autores, de cada uno de sus trabajos, así como una breve reseña suya. Aparece algún artista o ilustrador plástico. Tenemos una tradición que es tomarnos una fotografía de grupo de quienes acuden a la presentación y que luego aparece en la edición impresa.
- Da la sensación de que la revista es una obra desde el nosotros al yo ¿es sólo una percepción mía o una realidad?
Efectivamente es así, hablamos de lo bueno del ser humano y de la fuerza de la unidad para llevar a cabo empresas comunes para el bienestar general.
- ¿La cultura es utilizada por la política?
En la vida y en la poesía no hay que ser imperativos. La cultura y la política se retroalimentan. Y deben retroalimentarse, por ejemplo, la poesía social, como la de Blas Otero surge de esta retroalimentación e incluso en el fondo es una forma de hacer política. La poesía debe de fluir sin exigir, es decir humanidad, decir responsabilidad, decir compromiso. Siempre ha habido llamadas para que la política reaccionara por el bien del pueblo utilizando para ello la poesía. Miguel Hernández, Blas de Otero, Vicente Huidobro y tantos otros.
Con la poesía, como no podía ser de otra manera, nos despedimos con una enorme sed en el alma deseando que pronto vuelva la fresca brisa de Isabel Villalta.
“Heme aquí rama, rama en flor,
brazos temblorosos que proclaman
el hambre de la vida”