15 de septiembre: "El padre Huidodro", por el comandante capellán Javier Boada

Arzobispado Castrense

El viernes 15 de septiembre, a las 19 horas, en el Casino Militar, el comandante capellán, Javier Boada González, dará una conferencia titulada "El padre Huidodro", dentro de las actividades que se están llevando a cabo con ocasión del CIII Aniversario Fundacional de la Legión.

En relación con el proceso del padre Huidobro ha designado, el padre Javier Boada como colaborador de la postulación general, al teniente coronel, Jesús Piqueras, jefe de prensa de la Comandancia.

Javier Boada es director del Archivo Eclesiástico del Ejército, capellán del Colegio Mayor Universitario “Barberán y Collar” del Ejército del Aire, capellán de la Escuela Superior Politécnica del Ejército y vicario parroquial de la catedral castrense.

El vallisoletano de 37 años, se licenció en Historia del Arte y en Estudios Eclesiásticos Grado en Teología. Además, hizo un curso en Arqueología Cristiana y en Alta Especialización En Archivística, Paleografía y Diplomática y acaba de doctorarse en Historia del Arte. Esta formación la complemento con varios cursos. Habla inglés e italiano y realizo estudios de música de piano y órgano.

La lista es larga de condecoraciones: cruces, medallas, escarapelas… Además de sus participaciones en congresos, cursos ciclos de conferencias, como las conferencias que ha impartido. Es autor de diez publicaciones, su primera fue “Los clavos de Cristo” y la última “El arte del orfebre: honor para Dios, lujo para los hombres”. La trayectoria sacerdotal y profesional del padre Javier Boada es inmensa e imparable, solo señalar como anécdota que empezó como ayudante de técnico de montajes de escenarios en SCAFO y camarero en la cafetería “El Templo”. Como se puede apreciar nunca apartado de Dios.


Fernando Huidobro Polanco


Nació en 1903 en Santander, en el seno de una familia de nueve hermanos muy religiosa, de los cuales cuatro fueron religiosos. Realizó sus primeros estudios en Melilla y el bachillerato más un curso preparatorio de Derecho en Madrid, ingresó en el noviciado en Granada en 1919, e hizo sus votos en 1921.

En Granada, estudió Humanidades del Juniorado y Filosofía hasta el 1927. Tres años de Magisterio en Aranjuez y uno en Madrid (1930), finalizados comenzó los estudios de Teología en Oña (Burgos), pero, con la expulsión de los jesuitas de España, tuvo que continuar desde 1932 en Marneffe (Bélgica) y después en Valkenburg (Holanda), donde fue ordenado presbítero en 1933. Terminada la teología hizo la tercera probación en Braga (Portugal) en el curso 1934-1935.

Destinado como profesor de filosofía, también estudió en las universidades de Berlín y de Friburgo (Alemania), donde fue discípulo aventajado de Martin Heidegger. Residiendo en casa del filosofado español de Les Avins (Bélgica), donde estaba destinado como profesor, comenzó la Guerra Civil.

Al llegar a España en septiembre de 1936, fue capellán en Talavera (Toledo) en la IV Bandera del Tercio de la Legión, cuyo guion lucía el Cristo de Lepanto, el mismo crucifijo que colgaba de su cuello. Se ganó a los legionarios, yendo con ellos siempre en vanguardia, asistiéndoles en sus últimos momentos, e incluso cayó gravemente herido en la Casa de Campo (Madrid). A pesar de seguir cojo, se reincorporó a su unidad en la Ciudad Universitaria de Madrid. Tuvo que atender a muchos heridos de ambos bandos, con peligro de su vida, para animarles, consolarles o administrarles los últimos auxilios espirituales.

Aprovechando un permiso y después de unos ejercicios espirituales, hizo sus “últimos votos” en 1937 en Villafranca de los Barros (Badajoz). De regreso al frente, a los pocos días murió por metralla se granada de mortero en 1937, con 34 años de edad, en la Cuesta de las Perdices (Madrid), cuando atendía a un legionario herido. Ese día el capitán le había mandado retirarse para salvaguardar su vida, pero él permaneció en el puesto confesando a un legionario. En carta a su hermano jesuita Ignacio, le comentó su situación de grave peligro desafiando a la muerte: “Si es la muerte, será por amor”.

Su cuerpo fue primero enterrado en Boadilla del Monte (Madrid), más tarde trasladado al cementerio jesuita en Aranjuez (Madrid) en 1943, y finalmente al sepulcro de la parroquia de San Francisco de Borja, Madrid en 1958.

Tras su muerte se editaron estampas con una oración pidiendo su beatificación. Existe también una lista de favores atribuidos al padre Huidobro tras su muerte saltan a la fama después de diez años. Es importante subrayar que la heroicidad de sus virtudes la ejerció durante toda su vida, por su formación en la Compañía de Jesús (1919-1936) y no como capellán en el frente durante siete meses (1936-1937). (Fuente Arzobispado castrense)