La titular del área de Economía considera prioritario adoptar medidas de impacto para contener los precios, que reseña de “desbocados y volátiles”, y la forma que da para hacerlo es actuar temporalmente sobre la fiscalidad, revirtiendo el incremento de recaudación por el encarecimiento de la energía, o también propone a través de subvenciones por consumo o actuando sobre los precios para ajustar el coste de los carburantes y el gas.
La consejera del Ejecutivo ceutí, en esa línea, ha abogado por adopta medidas para racionalizar el precio de la energía repensando el mecanismo de formación del mismo.
Chandiramani se ha alineado con la importancia de prorrogar el régimen flexible de ayudas de Estado, que finaliza a finales de junio, y la reorientación de actuaciones en el marco del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) y el Fondo REACT-EU hacia el refuerzo de alternativas energéticas basadas en combustibles no fósiles.
Otro de los aspectos sobre los que ha hecho mella la consejera es dejar de utilizar los remanentes de las ayudas a los autónomos, de medidas extraordinarias de apoyo a la solvencia empresarial, en propuestas de respaldo a los sectores más impactos por los efectos de la guerra.
Todo ello, en un marco financiero sostenible a medio plazo, o que debe suponer control de gasto y el mantenimiento de déficits en una senda estable, persiguiendo el pacto de rentas para evitar efectos de segunda ronda y espirales inflacionistas, ha argumentado Chandiramani.
Por último, la consejera ha solicitado que, en la adopción de todas estas decisiones, se tenga en cuenta las singularidades de Ceuta y su condición de territorio extrapeninsular, especialmente en el ámbito del transporte de mercancías y pasajeros. Una circunstancia que, según dice, también afecta al coste de producción de agua.