Las asociaciones militares instarán al Gobierno a ejecutar la actualización de sus paupérrimas retribuciones
Las asociaciones militares que los representan a los profesionales, se sienten ninguneadas y engañadas desde la propia cúpula ministerial.
ASFASPRO, AUME, ATME y UMT presentan queja al Defensor del Pueblo para instar al Gobierno a ejecutar la actualización de las paupérrimas retribuciones de los miembros de las Fuerzas Armadas, dignificándolos, en consonancia por lo señalado por los grupos parlamentarios en el Congreso.
El personal militar está harto de que su trabajo y profesionalidad, que conllevan grandes sacrificios personales y familiares, junto a una disponibilidad permanente para el servicio, no tengan un reflejo justo en sus retribuciones, Las asociaciones profesionales, que los representan, se sienten ninguneadas y engañadas desde la propia cúpula ministerial.
Una vez finalizado el estado de alarma y con él la ‘Operación Balmis’, donde el resto de la ciudadanía ha podido constatar la profesionalidad y entrega de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) expone la crudeza de la situación límite a la que “se les somete, quedando en el desamparo y en la falta de dignidad para unos profesionales que cumplen, con creces sus cometidos constitucionales”.
Unas retribuciones manifiestamente injustas (la ministra de Defensa ha reconocido que es “muy consciente” de la necesidad de revisar las retribuciones de los militares), una carrera militar sin expectativas, y unos derechos diezmados que “impiden la plena ciudadanía, dejan a los hombres y mujeres militares en una deshonrosa situación profesional y les sumen en la ignominia como servidores públicos”, afirma AUME.
Para la Asociación, la “nueva normalidad” ha de servir para que desde la “reconstrucción” los miembros de las Fuerzas Armadas alcancen el estatus de plena ciudadanía, sus retribuciones se ajusten a las de otros cuerpos de servidores públicos y su carrera profesional se guie por los principios de mérito y capacidad sin límites ni barreras.
Según AUME, las asociaciones profesionales llevan años exponiendo que las nóminas militares están muy alejadas de las del resto de la Administración pública. Es un hecho objetivo, reconocido por todos: el Observatorio de la Vida Militar lo ratificó en su informe del año 2016, la entonces ministra de Defensa anunció a fines de 2017 un estudio para dignificar las retribuciones, la Comisión de Defensa del Congreso calificó de grave su situación en febrero de 2018, en marzo de 2019 tuvo lugar un Pleno Extraordinario del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas sobre retribuciones…, muchas palabras. Ninguna actuación.
Por ello, las asociaciones profesionales ASFASPRO, AUME, ATME y UMT, presentan queja al Defensor del Pueblo y no descartan acciones futuras que, “muestren al resto de la sociedad el abandono al que estamos sometidos sin un reconocimiento retributivo y unas condiciones de carrera justas”.
Margarita Robles se siente orgullosa de ser la ministra de Defensa.
Nuestros hombres y mujeres, aparte de trabajar desinfectando residencias, fueron quienes a nuestros mayores les transmitieron calor humano, pues son los únicos que han entrado en ellas, nadie más fuera de su personal, lo ha hecho. Asimismo, también les ha tocado la dura labor de trasladar enfermos y muertos. Así, lo reconocía el presentador Joaquín Prat, en una entrevista en directo este martes 23, en Cuatro al Día, con la ministra de Defensa, la cual reconoció el trabajo de las Fuerzas Armadas, e
Robles reconoce que gente muy joven de las FAS, han tenido que lidiar con una situación muy dura y a los más adolescentes, por lo que se está observando de no observar las medidas sanitarias, pues son un medio de transmisión a sus familias, aunque a ellos no les afecte, les dice: “Sois el futuro y tenéis que llevar la mascarilla puesta”, porque son “el garante del presente y del futuro”. Tenemos que “sacar lo mejor de nosotros mismos, de esa España que nos sentimos orgullosos, económicamente no aguantaríamos un segundo confinamiento, es el momento de cambiar los aplausos por las mascarillas”.