El rey Felipe VI, la reina Letizia y los reyes eméritos asisten al funeral de Isabel II
Don Felipe y doña Letizia, que viajaron a Londres el domingo día 18, acompañados por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, visitaron la capilla ardiente de la reina Isabel II, instalada en el palacio de Westminster.
Posteriormente, asistieron en el palacio de Buckingham a una recepción ofrecida por el rey Carlos III a los jefes de Estado y de gobierno asistentes al funeral.
El lunes 19, a primera hora se cerró la capilla ardiente en el salón de Westminster. Posteriormente, se trasladó el féretro de la reina hacia la abadía de Westminster.
La reina fue llevada por un armón de Artillería de la Marina Real, arrastrado por 142 marineros. Durante el recorrido estuvo escoltado por miembros de la Marina Real y del Cuerpo de Marines Reales, como de una guardia de honor compuesta por los tres cuerpos del ejército, acompañados por la banda de Marines Reales.
Los reyes, don Juan Carlos I y doña Sofía, fueron trasladados hacia la abadía de Westminster donde tuvo lugar el funeral de Estado. La misa fue oficiada por el deán de Westminster, David Hoyle y el arzobispo de Caterbury, Justin Welby, que fue el encargado de dar el sermón. Hacia el final del funeral, se escuchó el "Last Post", un toque de corneta común en los entierros británicos, seguido de dos minutos de silencio nacional. El himno nacional y un lamento interpretado por el gaitero de la reina puso fin a la misa.
Tras la misa funeraria, el féretro de la reina fue llevado en un cortejo fúnebre desde la abadía hasta el Arco de Wellington, en la esquina de Hyde Park. Una vez en el Arco de Wellington, el féretro fue transferido a un coche fúnebre para llevar a cabo el viaje al castillo de Windsor.
Posteriormente, el rey Felipe VI, junto con la reina Sofía, se trasladaron a la capilla de san Jorge para una misa de entierro que, fue oficiada por el deán de Windsor, con la bendición del arzobispo de Canterbury. La reina Letizia, no asistió porque partió para Estados Unidos y el rey Juan Carlos, declinó la invitación y partió para Abu Dabi.
La reina fue enterrada junto a su marido, el duque de Edimburgo, en la capilla memorial de Jorge VI, situada en el interior de la capilla de san Jorge.