La Milagrosa vuelve a tañer en Ceuta
Coronel Juan María De Jesús y Villegas, director del Museo Histórico Militar de Ceuta.
La Campana “La Milagrosa”, que durante setenta años acompañó a los heridos y enfermos del Hospital Militar O´Donell y a toda la barriada, vuelve a tañer en el Museo Histórico Militar “El Desnarigado”.
Esta campana, fundida en los talleres del campanero Moisés Díez Santamaría, quien fuera además el mayor relojero de la época y que, según las crónicas, lograba algo que no podían igualar el resto de fundidores como era el hecho de que la nota de la campana saliera de la propia fundición, fue instalada junto con el reloj que aún se mantiene en la plaza principal del desaparecido Hospital Militar O´Donnell, siendo la encargada de anunciar cualquier acontecimiento al personal del hospital, heridos, enfermos y a la congregación de Hermanas de la Caridad.
“A la oración”. Se tocaba diariamente dos veces al día: una al orto y otra al ocaso. Consistía en dar un repique que, posteriormente, se transformaría en unos toques en la campana.
“Al Ángelus” o “medio día”. Se tocaba a diario justo a las doce horas del mediodía. Consistía en doce campanadas pausadas.
“A rosario”. Se tocaba a diario al oscurecer. Consistía en una serie de campanadas seguidas.
“A calvario”. Se tocaba solamente en la época de Semana Santa al amanecer y consistía en una serie de toques seguidos.
Y, como no, hay que mencionar los repiques que se daban y se dan en los bautizos en honor a un cristianizado más.
“A reunión”. Se tocaba cuando se necesita la reunión del personal de hospital por algún motivo en especial. Consiste en dar tres series de toques seguidos.
“A fuego”. Consistía en series de toques muy seguidos.
“Incordiar”. Se tocaba a la muerte de una persona. Su toque consistía en dar campanadas, con la particularidad de que no se dará la siguiente campanada hasta que no finalice el eco de la anterior. Toque muy lento, no fuerte y espaciado con sonidos graves y agudos intercalados. Este toque es capaz de diferenciar si el difunto es una mujer, un hombre, un joven o un sacerdote.
“La Milagrosa” tiene un diámetro de 45 cm, una altura de 51 cm y un peso de 54 kg, del llamado “bronce campana”, formado por una mezcla de un 80% de cobre y un 20% de estaño estando afinada en “La”. Las leyendas inscritas en esta campana siguen un modelo característico en las inscripciones de este taller: a continuación del nombre de la campana y de la marca de fábrica “Moisés Díez Palencia”, se expresa la habitual clave numérica, que indica el número de serie de la campana (2975). Junto con las epigrafías, presenta una curiosa decoración a base de cordones, cenefas con motivos vegetales y crucifijo en bajorrelieve.
La producción de este campanero palentino se repartió por toda la geografía nacional, ya que se registran campanas en Castilla y León, Aragón, Asturias, Cantabria, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, Murcia y Andalucía. Incluso algunas campanas fueron servidas a países hispanoamericanos como Venezuela o Chile. No figura en este inventario, curiosamente, ninguna campana de Castilla-La Mancha.
Algunas de las obras más importantes de su producción fueron, por ejemplo, la campana llamada “La Bomba” de la catedral de Zamora (1908) y las campanas del edificio de Tabacalera de Valencia (1912).
Para contrarrestar la posible competencia de fundidores ambulantes, en estos casos de refundiciones de campanas rotas o antiguas, la compañía ofrecía hacerse cargo de los gastos de porte de ida y vuelta. Incluso llegaba a garantizar que, si el cliente lo deseaba, las campanas serían refundidas exclusivamente en su antiguo metal, sin mezcla o añadido de ningún otro.
Pues bien, esta histórica y entrañable campana, fue recuperada por el Centro de Historia y Cultura Militar de la ciudad, antes de la desaparición del Hospital Militar O´Donnell y desde el pasado día 14 de agosto puede ser contemplada en el Museo Histórico Militar “El Desnarigado”, donde cualquier visitante podrá efectuar un repique con la campana de “La Milagrosa”